CLOPILLAS
¡Ay
de aquel que estando ciego,
todo
lo quiere tocar,
y
grita, en su negra noche:
¿Cuándo
mis ojos verán?!
¡Ay del que llega sediento
a
una fuente de agua fresca,
y
al ver sus límpidas aguas,
siente
pena de beberlas!
¡Ay del recio agricultor
de
alma y de cuerpo quebrados,
que
mira al cielo y pregunta:
¿Para
quién es mi trabajo?!
¡Ay del pobre enamorado
que
por la luna, anda siempre,
y
que al pensar en su amor,
suspiros
le van y vienen!
¡Ay del hombre sin fortuna
que
busca amigos y esposa,
y
sólo halla en su camino,
volátiles
mariposas!
¡Ay de las aguas tranquilas
y
de aquellas brisas suaves,
que
en sus adentros esconden
ventiscas
y tempestades!
¡Ay de los ricos podridos,
almaceneros
de plata,
que
nacen, viven y mueren
en
su reino de hojalata!
¡Ay del pobre gorrioncillo
que
en su vuelo se lamenta:
todos
se hartan de trigo,
y
la culpa es para el menda!
¡Ay de aquel que estando hambriento
halla
un rico naranjal
y
al morder la fresca fruta,
su
amargor, le hace llorar!
¡Ay de nuestro amor primero,
perdido
en vago pasado,
dormido
en cuna de niebla,
con
velos de humo, tapado!
¡Ay de los “ay” derramados
en
estas breves coplillas,
natos
a cuarenta grados,
en
mi tierra, que es Sevilla!