sábado, 31 de marzo de 2012

Retratos de Cristo y de su Madre

Lápiz de color sobre papel.
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viernes, 30 de marzo de 2012

Plumilla de Viena

Pasos. Tinta china sepia sobre papel.
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Romance breve

PEQUEÑAS COSAS

Presos vivimos los hombres
de muchas pequeñas cosas
que, hermanadas en el tiempo,
resultan muy peligrosas.

Con cadenas invisibles,
forjadas con paradojas,
recorremos breve vida
atados a cuerdas cortas,
y aunque libre nos creamos,
dueños de todas las horas,
somos sumisos esclavos
de miles pequeñas cosas.

El monótono reloj,
de siempre, antes y ahora,
domeña nuestros haceres
con habilidad pasmosa,
somentiéndonos al tiempo,
poco a poco, gota a gota.
Almanaques, calendarios,
con el reloj colaboran,
horadando nuestras vidas
como frágiles esponjas,
escurridas por los cronos
de aquestas pequeñas cosas.

El “que dirán” de las gentes,
causa de serias zozobras,
nos hace andar por la vida
rencos o a patita coja,
llenos de absurdos prejuicios,
consideraciones tontas
que, en aras del conformismo,
nuestra libertad acorta,
atándola a los caprichos
de aquestas pequeñas cosas.

La comida y la bebida,
disfrutes de buenas bocas,
por exceso y por defecto,
las libertades recortan.
Bulímicos, anoréxicos,
flacuchos y gente gorda,
no saben lo que tomar
para gozar bellas formas.
Nadie satisfecho está
con el cuerpo que le toca.
A unos, músculos les faltan;
a muchos, kilos les sobran.
Con este injusto reparto
casi nadie se conforma.
Labios, tetas y mejillas
con silicona se engordan;
se ocultan vividos años,
se tensan las pieles fofas.
Todos libertad perdemos
por estas pequeñas cosas.

En el vestir y el calzar,
dueños de férreas modas,
imponen, con vil descaro,
tejidos, pieles y formas.
Y que nadie en estos lares
piense saltarse las normas,
si no quiere ser tachado
de inadaptado pasota,
de aburrido carcamal
y de obsoleta persona.
Queriéndolo o sin querer,
entre seriedad y broma,
encorsetamos la vida
con estas pequeñas cosas.

La fama, efímera dama,
a los humanos nos ronda
con sutiles serenatas
que los sentidos atontan,
aborregando las mentes,
hundiéndonos en las sombras
de impersonales conductas
impropias de las personas.
Y como premio logramos
títulos en trapisonda,
y perdemos libertad
con estas pequeñas cosas.

Presos morimos los hombres
de muchas pequeñas cosas
que carcomen corta vida,
antes de alcanzar la “fosa”.

miércoles, 28 de marzo de 2012

Plumillas

Tinta china negra y sepia sobre papel.
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Versos a mi amada

¡POESÍA!

Fuiste la doncella oculta,
escondida en las tinieblas
de una larga y fría noche,
en los cronos de la Tierra.
Por ignorada criatura,
y por querer ser estrella,
perdiste norte y camino,
padeciendo duras penas.

Soñaste con ser de todos,
y que todos te quisieran
con locura, con pasión,
con sacra delicadeza.
Sólo unos pocos humanos,
amantes de la belleza,
atrevidos, te buscaron
por desconocidas sendas.

Yo, inquieto depredador
de insólitas cosas bellas,
me aliste en docta mesnada
de una corta soldadesca.
Y luché con desmesura
para vencer mis flaquezas
y para poder disfrutar
retazos de vida, en ella.

Desde que la conocí
padezco locura extrema,
mi tiempo se ha detenido
entre miedos y torpezas.
Nunca supe cómo y cuándo
me alcanzó esta ceguera
que aquí me tiene postrado
como una criatura enferma.

En su grata compañía
se me abren miles de puertas,
en otros tiempos cerradas
con mil cerraduras muertas.
Y la vida prende en mi alma,
con llamas de llama nueva,
fantásticas melodías
en el más allá, compuestas.

Cuando la Parca me elija
para desposarme con ella,
cumplid último deseo:
buscad una buena tierra
cerca de una brava mar,
debajo de las estrellas,
y envolved todo mi cuerpo
en sudario de poemas.

martes, 27 de marzo de 2012

Plumillas azules

Tinta china azul sobre papel.
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Versos (Continuación)

Ser poeta es encontrar
una infinita grandeza
en los ocultos arcanos
de las cosas más pequeñas
y, al tiempo, redescubrir
la delicada belleza.

Ser poeta es descender
a las más hondas miserias,
a las simas de dolor,
a las oscuras tinieblas
del humano corazón,
dueño de viles bajezas.

Ser poeta es dirigir
una ilusionada orquesta
de palabras liberadas
de una sórdida condena
entre silentes olvidos
y una malsana pereza.

Ser poeta es cabalgar
por los mares, por la tierra,
por los aires, por los cielos,
por las simas y las sierras,
en busca de una verdad,
esquiva y de lodo, llena.

Ser poeta es remover
con una recia paleta
los callados sentimientos
dormidos en sorda siesta,
y sacarlos a la luz,
de su mundo de tinieblas.

Ser poeta es dirimir
entre verdad y belleza,
sin encontrar solución
a tan antiguo dilema,
la verdad nos humaniza,
la belleza nos eleva.

Ser poeta es mucho más
que este sencillo poema
roturado con los vientos
de unas palabras sinceras
nacidas en desvaríos
de un incipiente poeta,
fiel amante, enamorado
de la ignorada belleza.

lunes, 26 de marzo de 2012

Retratos familiares

Lápiz de color sobre papel.
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Versos por entrega

SER POETA

Son muy pocos los humanos,
moradores de esta Tierra,
que en sus tarjetas escriben
la profesión de poeta.
Y aquellos pocos osados,
que se atreven con la apuesta,
como poetas o vates,
muy serias dudas despiertan.
Ser poeta es mucho más
que una grabada etiqueta,
más que un destacado oficio,
más que una bella tarea.

Ser poeta es navegar
en barco de papel y seda
por ese infinito mar
que componen las estrellas,
vagabundas luminarias,
musas de egregios poetas.

Ser poeta es encender
miles de piras y hogueras
y con ellas calentar
aquellas frías cabezas
dormidas en flacas camas
de una ignorada belleza.

Ser poeta es descubrir
donde moran las sirenas,
donde vive el unicornio,
donde nacen las quimeras
y, al mismo tiempo, romper
redes de absurdas cadenas.

Ser poeta es dibujar
con polen de madreselvas
un irisado paisaje
de nácar, conchas y perlas,
para que los más pequeños,
allí, jueguen a las prendas.

Ser poeta es convencer
con utópica bandera
que lo justo ya es posible
en nuestro planeta Tierra,
con mil encendidos versos,
lejos de las metralletas.

Ser poeta es escribir
talonarios de recetas
para, al fin, condimentar
nuevo mundo sin barreras,
donde los vientos susurren
vidas de canciones bellas.

(continuará)

jueves, 22 de marzo de 2012

Detalles de plumillas de Sevilla

Tinta china sobre papel.
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Romance (Continuación)

Título semiborrado
sobre una pasta de cuero
raída por el abandono
del que antes fuera su dueño.
Unas letras salteadas,
piezas de acertijo nuevo,
impresas sobre su cara
llena de lunares negros.
Como pude fui limpiando
el exterior de su cuerpo
que, a pesar del deterioro,
conservaba algo de apresto.
Parte de su suciedad
se borró sin gran esfuerzo;
otra, algo más reticente,
se mantuvo resistiendo,
con estoico conformismo,
a los productos modernos
usados en la limpieza
de cualquier manchado objeto.
Con exquisito cuidado
pasé a limpiar sus adentros.
Despegué hoja por hoja,
de leer no era el momento,
fui limpiando una por una
con aires de flojo viento
que, un buen secador de mano.
me dejó en aquel momento.

Más tarde comprobaría
que el libro estaba incompleto.
Muchas de sus tiernas hojas
mutilaciones sufrieron,
robándole a los poemas
sentidos y amados versos;
otras, desafortunadas,
en el tiempo se perdieron,
arrastrando a los olvidos
muchos poemas enteros.
Culminada la faena
de necesitado aseo,
inicie grata tarea,
la de, al fin, poder leerlo.
En complacida lectura,
con pasos bastante lentos,
fui recorriendo poemas,
su verbo, fui conociendo
y, en provocados descanso,
fui rumiando algunos versos
que encandiláronme el alma,
elevándola a los cielos.
Entré sin pausa y sin prisas
en aquel santuario nuevo,
recinto de bellas voces
conjuntadas con acierto
en corro de albos poemas
que juegan a juegos bellos.
Bebí el zumo de sus hojas,
libé el néctar de sus sueños,
olvidando quehaceres
y el loco correr del tiempo.
Lleno de torpe impaciencia
quise conocer al dueño,
a aquel ínclito poeta,
a aquel insigne maestro,
autor de aquellos poemas,
sitos en un libro viejo
hallado entre los despojos
de un pequeño basurero.
Y repasé una por una
las hojas de aquel libreto
sin encontrar pista alguna
del autor de aquellos versos,
que impactaron en mi mente
con la impronta de algo bueno,
de un algo que no se olvida
al gastar preciado tiempo.

Hoy, entre mis pocos tesoros,
figura aquel libro viejo,
más añoso y más gastado
de tantas veces leerlo,
guardando entre sus arcanos
su más preciado secreto,
nombre del ínclito autor
de aquellos hermosos versos.

miércoles, 21 de marzo de 2012

+ retratos cercanos

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Hoy toca romance partido

ROMANCE DE UN FELIZ HALLAZGO

Hace unas pocas mañanas
en unos de mis paseos,
me sentí, sin darme cuenta,
enrabietado y molesto,
y en silencio me quejaba
del craso incivismo nuestro,
al convertir las cunetas
y algunos viejos senderos
en lugares apestados,
en pequeños basureros.

Continué mi caminar
perdido en mis pensamientos,
volví a la realidad
por un libro bien modesto,
era un libro abandonado,
que encontré en uno de éstos,
roto, mutilado, sucio,
destrozado, casi muerto.
Con extremado cuidado
hice pinza con dos dedos
y del suelo lo tomé
olvidándome del resto.
Mi desocupada mano
dio varios golpes certeros
en las pastas y en el lomo
para despegar los restos
de minúsculas partículas
adheridas a su cuerpo.
Una bolsita de plástico
que guardaba, sin saberlo,
sirvió de primer refugio
en aquel periplo incierto.
En provisional recinto
y aliviado su olor fiero,
hizo conmigo el camino
del obligado regreso
hacia mi querido hogar,
donde, a la par, vivo y muero.

La reparadora ducha,
bálsamo en cansado cuerpo,
me separó de aquel libro,
hallado en el basurero,
durante un breve periodo
de los relojes del tiempo.
Los poros de la bolsita
o algún oculto agujero
dejaron que se escaparan
efluvios de estercolero,
crecidos en rededor
de aquel vetusto perchero
situado frente a la puerta,
junto al nuevo paragüero.
Tomé del perchero, el libro,
con demasiado respeto,
no fuera a ser que al sacarlo,
no fuera a ser que al cogerlo,
sus hojas se marchitaran,
se quebrara entre mis dedos,
como se quiebra lo cálido
cuando le da el aire fresco.

(Continuará)

martes, 20 de marzo de 2012

Retratos cercanos

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