lunes, 26 de agosto de 2013

Versos a la mar de la Ballena

EN TU ORILLA RECORDÉ ...

     Ayer, inmóvil en tu orilla,
cual estatua salpicada de tu sal,
congelé mi presente
para recuperar olvidados ayeres de infancia.
Entorné los ojos,
deje caer mis plúmbeos párpados
y miré interioridades
por las rendijas de la memoria,
antes de abrir sus ajados y  recios portalones.
Salinos aromas despertaron
descoloridas  imágenes de otras orillas,
de otras arenas,
de otros consumidos tiempos,
todos, hijos de un mismo grato mar.
Placeres, regustos, añoranzas y tristezas
se hermanaron silentes,
huérfanos de realidad,
en torpes idas y venidas,
ausentes de cronologías.
Un desconocido infante,
ignota criatura
sonsacada de amarillentas fotografías
de un idealizado pasado,
dueño efímero de irreal playa,
se asomó jocoso
a la mentira del provocado sueño,
alienando mis sentidos,
dándome a beber
el engañoso licor de los soñadores.

     Las realidades de unos niños de verdad,
expertos en alegría,
penetraron en mis entelequias,
acrecentando gozos,
origen de  frágiles éxtasis seniles,
y unas gotas de mar,
salpicadas,
me devolvieron a la  realidad,
quebrando mi finita complacencia.

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