domingo, 23 de marzo de 2014

Plumilla

Parte baja de la fachada del Palacio de San Telmo (Sevilla)  Tinta china sepia sobre papel.

Reflexión marginal

CUMPLEAÑOS

     75 años, 15 lustros, 7 décadas y media, ¾ partes de un siglo. Todos ellos, migajas de tiempo.
     ¿QUÉ CELEBRAR?
     ¿Un pasado consumido, entregado, sin nada a cambio, a una juguetona y caprichosa memoria, a una nada inescrutable?
     ¿Un volátil presente, ya ausente, marchito, apenas nacido?
     ¿Un inalcanzable futuro, incierto, quimérico, breve?
     ¿Una cuenta saldada, pagada con alegría y sinsabores?
     ¿Una deuda desconocida, por pagar?
     
     Y por gracia y a pesar de lo anterior, adoctrinado por los vahos de la rotunda costumbre, por los vapores sacros de la tradición, por los engañosos aromas de la rutina, encenderemos velas de celebración; lanzaremos fatigados soplos a los aires festivos para apagar y calmar pasados e incertidumbres; regalaremos sonrisas y hasta cantaremos, tapadera bendita para vencer nuestras inseguridades.
      Y por gracia y a pesar de lo anterior, seguiremos amando la vida, continuaremos esperando la llegada del día del cumpleaños, para celebrarlo, aunque, a hurtadillas, nos sigamos preguntando… ¿QUÉ CELEBRAR?


viernes, 21 de marzo de 2014

Plumilla

Parte central de la fachada del Palacio de San Telmo (Sevilla)   Tinta china sepia sobre papel.

Versos llorosos

LOS LLANTOS DEL HOMBRE

     De niño a mí me dijeron,
que los hombres nunca lloran,
y, desde que peino canas,
lloro yo, por cualquier cosa.

     Alegre, en celebraciones,
soy Magdalena llorosa,
las lágrimas de mis ojos
hacen surcos, cuando asoman,
y por mis secas mejillas,
más que resbalar, galopan.

     Lloro por pena y dolor,
con lágrimas vivas, rotas,
diga lo que quiera el sabio,
que a mí, ya nada me importa.
Lloro con las alegrías,
con lágrimas juguetonas,
imposibles contener,
¡Ay, que llantinas más tontas!
Lloro de día y de noche,
bien dormido, a cualquier hora,
y mis viejos lacrimales,
mejor, que nunca,  funcionan.

      Sí llorar es de mujeres,
¿Qué son los hombres que lloran?
Habrá que olvidar decires,
habrá que cambiar la norma.

miércoles, 19 de marzo de 2014

Plumilla

Parte alta de la fachada del Palacio de San Telmo.                  Tinta china sepia sobre papel.

Versos íntimos

NO SÉ LOS AÑOS QUE TENGO

     Sin apenas darme cuenta,
los días se me escaparon,
los años fui consumiendo,
bebí la vida de un trago.

     Hoy, las espitas del tiempo,
céleres, se van cerrando,
las cuerdas de mi existencia,
prestas, se han acortado
y las llamas de mis velas,
lentas, se van apagando,
perdiendo su clara luz,
alumbrando desencantos.

     No sé las horas que tengo,
ni los meses, ni los años,
sé, los que ya consumí,
sin poder recuperarlos.

     Cuantas cosas, cuanta vida,
tiré al pozo del pasado,
de las que sólo me quedan
algunos borrosos trazos,
estampas desdibujadas,
bocetos inacabados.

     ¿Dónde guardar un trozo de
vida, para no gastarlo?
     ¿A quién habrá que pedirle
aquiescencia para usarlo?

     ¿Por qué el barco de mi vida,
no ha de seguir navegando,
por qué tiene que morir
en un varadero, anclado,
si  siempre fui marinero,
de la vida enamorado?

viernes, 14 de marzo de 2014

Dibujos


Quijote y Sancho vienés.








Lápiz de color sobre papel.

Versos íntimos

  RUECAS Y TELARES

     Hilos de crecidos miedos
tejieron desesperanzas,
para atrapar los deseos
que en mi mente pululaban,
destruyendo para siempre
los sueños que en mí, moraban.

     Redes de rústicos hilos,
groseras  y enmarañadas,
prendieron afanes míos,
anhelos, empeños y ansias,
dejándome triste y roto
en la más profunda nada.

    Tejidos de fría seda,
urdidos en rueca insana,
vistieron mis pensamientos,
momificaron mi ánima,
cubriéndome de desdichas
y febriles añoranzas.

     Ruecas y telares viejos,
hacedores de acres tramas,
olvidad mis sentimientos
y desnudad mi pobre alma
de los falsos oropeles,
de las cadenas doradas,
de los falaces tejidos,
de las ilusiones vanas,
para, de nuevo, sentir
que la vida es cosa grata.

lunes, 10 de marzo de 2014

Dibujos


+ Quijotes vieneses













Lápiz de color sobre papel.

Versos libres

          PUENTES

     En mi luenga existencia,
construida de caducas brevedades,
vi, conocí y hollé cientos de puentes,
puentes marinos, terrestres,
elevados, colgantes, levadizos,
puentes con historia, puentes olvidados,
puentes derruidos, recién estrenados,
puentes de ida, puentes de vuelta,
puentes festivos, aéreos,
todos ellos empeñados
en unir orillas enfrentadas,
en acercar lejanías y cercanías,
en avecinar separados retazos de pueblo.

     En la madurez, apreciado don,
busco definitivo y postrer puente,
puente desconocido e insalvable,
entre el existir y su predecesor, no sé qué,
entre la vida y el ignoto más allá,
entre el ser y el ser nada u otra cosa distinta.

     Sí tú, muerte, eres el último puente,
aún sabiendo de su inutilidad,
rezaré para cruzarte lo más tarde posible,
hablaré silente con el inescrutable Dios
para retrasar, aunque sólo sean unos instantes,
mi postrero paseo sobre tu etéreo suelo.

     Y cuando los puentes verdaderos,
como yo, desaparezcan,
buscaré, en mi no existir, imposibles puentes,
soñaré, en mi profunda nada, quiméricos puentes,
puentes de viejos sueños, de imaginadas nieblas,
puentes de fantasías, de ancianas utopías,
para cruzarlos
en mis noches y días de inexistencia. 

lunes, 3 de marzo de 2014

Dibujos

 + Quijotes


























Lápiz de color sobre papel.

Versos íntimos

 ¡ABRID LAS VENTANAS DE LAS MEMORIAS!

     Abre las viejas ventanas
de tu memoria cansada,
para que vean la luz
los recuerdos que allí guardas.
Ábrelas de par en par,
enciende una añeja lámpara,
límpiales despacio el polvo
quítales las telarañas,
para que vuelvan a ser,
verdades, nunca olvidadas.

     Deja que el aire del sur
refresque historias pasadas
y las devuelva a la vida,
donde fueron inventadas.
Míralas con buenos ojos,
directamente a la cara,
como se miran las cosas,
cuando no se teme a nada.

     Y cuando a tu lado estén,
lances de historias pasadas,
trozos de vivos recuerdos,
notarás en tu garganta,
un placentero pellizco,
antesala de unas lágrimas
y un cosquilleo, anticipo
de una piel agallinada.
Y entonces te sentirás,
amigo de las palabras,
serás el mejor poeta
de tus verdades sagradas,
que una tarde, no muy tarde,
rescataste de la nada.