domingo, 24 de febrero de 2019

ETIQUETAS

 
Domingo, 24 de febrero de 2019.
A 91 días…


¡A ETIQUETAR, QUE ESTÁ DE MODA! 
   

    El hombre moderno, sin ser consciente de ello, se ha convertido en un incansable fabricante de ETIQUETAS, más o menos vistosas o llamativas.

     De su etiquetado, hoy en día, no se escapa nadie, ni nada. Ni la Iglesias con su papado; ni la política con su poder; ni lo bueno, ni lo malo, ni lo nimio o insignificante, ni lo macro-universal.

     Todo está sujeto a recibir en forma de etiqueta, el maná beneficioso de la aceptación o el fuego maldito del rechazo unánime y facilón.

     El hombre actual, sin quererlo, se está convirtiendo en un insaciable depredador de todo lo que le rodea. Utilizando para saciar su apetito etiquetador, grupos reducidos de palabras que, combinadas con más o menos aciertos, influyen notoriamente en los comportamientos humanos. Y que, repetidas con clara intencionalidad, acaban convirtiéndose en innegables verdades o en dogmas peligrosos.

     Los creadores, defensores e implantadores de la “ETIQUETAMANIA” nos dan pie a escribir un amplísimo diccionario ilustrado de sus entrecomilladas verdades, y nos estimulan a intentar descubrir vacunas y antídotos que nos permitan liberarnos de esta extendida plaga actual de etiquetar todo y a todos.

     Sirvan algunos ejemplos, como botones de muestra, para ilustrar lo expuesto anteriormente.

     Arrojen sus primeras piedras, los que no hayan oído, dicho, reído o aplaudido en la vida política, las etiquetas de “facha”, “izquierdoso”, derechón,  “ultra”, “verderón”, palangana, “facistoide”, etc., para designar a los rivales políticos o deportivos, cuando se carece de argumentos, o los razonamientos son tan anémicos y endebles que no permiten unos limpios debates.

    Arrojen sus primeras piedras, los que no hayan oído, dicho, reído o aplaudido, en la vida diaria o cotidiana,  la etiqueta de “maría”, sinónimo peyorativo de muchas amas de casa; la expresión: “Me cae gordo”, como triste ejemplo de máximo rechazo a alguien o algo; o, entre los jóvenes, el normal y frecuente etiquetado de: “pijo”, “lolailo”, “macarra”, “litri”, nini,  “drogata”, y un largo etcétera, para designar a todos aquellos que no forman parte de su pandilla o se encuentran en otras órbitas.

     Este peligroso, y cada vez más extendido, juego de etiquetarlo todo, nos lleva en muchos casos, al temido mundo de la superstición. Y así, atribuimos poderes negativos a los “martes”, y lo condenamos del todo si lo acompaña el día 13, convirtiéndolo en un día maldito. Y hablamos de “horas malas”, cuando las cosas no nos salen como quisiéramos. Y se escribe de “semanas mágicas” en tiempos de grandes rebajas, y de “semanas trágicas” en las desgracias humanas. Y llamamos loco al mes actual, cuando los locos somos nosotros. Y cuesta de enero a nuestros derroches y etiquetamos de “rumanos, moros o gitanos” a los autores de fechorías y así un largo etcétera de malsanas etiquetas.

    Cuidado con las ETIQUETAS, con la costumbre cada vez más extendida de etiquetar todo y a todos, no vaya a ser que el tiro nos salga por la culata de la desaprensión, de la maledicencia, de la infamia o del daño irreparable.

     Nos gustaría saber, por malsana y no disimulada curiosidad, cómo nos etiquetarían ustedes, lectores de nuestros cotidianos comentarios. Gracias y… hasta cuando quieran, amigos.


sábado, 23 de febrero de 2019

SER

Sabado, 23 de febrero de 2019.
A 92 días de las BODAS DE ORO y a un mes justo de obtener los títulos de OCTOGENARIOS.


QUERER SER

Los humanos, importantes o insignificantes seres de la creación, nos pasamos media parte de nuestra efímera existencia queriendo ser muchas cosas y la otra mitad de nuestra breve vida añorando lo que no pudimos ser.

Aquellos afortunados que creen con firmeza en la reencarnación, no sufren frustraciones ni desengaños, pensando que en posteriores venidas a este pequeño rincón del universo podrán satisfacer sus aspiraciones de QUERER SER. Los que no creemos en tales repeticiones vitales, sufrimos añoranzas, nostalgias y, en ocasiones, nos lamentamos de las perdidas oportunidades de nuestros particulares QUERER SER.

El rico catálogo de las querencias de los hombres, como casi todo lo que huele a humano, es a la vez: grandioso y mezquino, razonable y absurdo, insignificante y demoledor. Y este humano QUERER SER tantas cosas se sitúa, la mayor de las veces, en los extremos, en los polos de lo deseado, colocado entre las miserias y los lodos de este pequeño mundo nuestro, y las grandezas que moran en este, nuestro planeta Tierra. 

Desde que nos asomamos a la vida, con conciencia de ser humano, empezamos a recibir numerosos estímulos de bienestar y de dolor que van preparándonos para unas posteriores elecciones de lo que quisiéramos ser. La familia, los educadores, las amistades, la calle, los ambientes, los poderes políticos y religiosos, los medios de comunicación, las heroicas hazañas del hombre, las tragedias colectivas y un largo etcétera de merodeadores y acompañantes del género humano, nos lanzan sus redes para pescarnos y hacernos adeptos y adictos a diferenciados “QUERER SER”

En esta ajetreada e inconformista autopista de la vida en la que nos movemos vertiginosamente a diario, casi nadie está conforme con lo que es, casi todos sentimos la necesidad de ser otras muchas cosas. El pequeño niño aspira con desmesura a ser mayor y cuando alcanza el estatus de adulto, sobrecogido y arrepentido suspira por el imposible retorno a la niñez. La mujer rubia quiere ser morena y la morena tiñe su pelo de color rubio. El pobre quiere ser rico y el rico vive preso de su riqueza. El ignorante quiere ser sabio y el sabio, en su mucho saber, descubre su gran ignorancia.

Y así, queriendo ser una u otra cosa, consumimos, casi sin darnos cuenta, la regalada vida; y así, queriendo ser muchas cosas, sin quererlo ni saberlo, agotamos nuestro estar en el pequeño planeta Tierra, antes de alcanzar algunas de nuestras querencias.

 En más de una ocasión, cuando ejercía de Maestro, pregunté a mis alumnos: ¿Qué querían ser de mayor? Las respuestas, según sus edades, volaban desde las más puras ingenuidades y frescuras de los más pequeños hasta las más interesadas y poco razonables de los mayores. Los menores se inclinaban casi todos por querer ser futbolista, artistas, ricos y famosos: Cosa que no debe de extrañarnos, teniendo en cuenta que, en este nuestro país, los mayores hemos colocados en elevados y carísimos pedestales a numerosos frágiles ídolos, para ejemplo de nuestra chiquillería. De vez en cuando, algunos de los pequeños preguntados, rompían la norma y se alejaban de tópicas respuestas, demostrando que todavía, en algunos pocos, quedaban restos de fantasía infantil y de grata sinceridad. De entre aquellas respuestas, recuerdo la de un pequeño que con toda su alma quería ser caballo de carrera, la de otro, hijo de un barrendero, que quería ser huracán para barrer en un santiamén todas las calles, sin tener en cuenta el carácter destructivo del mismo y que, con su querer, estaba mandando al paro a los basureros, empezando por su propio padre; y aquel otro que quería ser Dios, sin comentario.

Los mayores, los que ya hemos recorrido gran parte de los caminos que el inescrutable destino nos tenía y nos tiene reservados, nos agarramos con firmeza a la máxima popular de que “Nunca es tarde para conseguir algo, si la dicha es buena.” y por supuesto, nunca será tarde para querer ser  algo nuevo. Por ello, invito a muchos mayores, a que sigan queriendo ser hombres nuevos, con los pies en el suelo, pero con renovadas ilusiones alejadas de tabúes y complejos absurdos.

Sin saber ni cómo, ni que de manera, con causa más que justificada, en mi estado de jubiloso jubilado, ha ido creciendo en mí un osado deseo de querer ser octogenario y poeta. Con irresolutos pasos y, a la par, consciente de mis limitaciones, me dispuse a emular a los muchos vates mayores existentes en nuestra sabia tierra andaluza.   Y hoy, para terminar, me atrevo a regalarles un breve romance nacido en la no perdida ilusión de querer ser, todavía, mucho mejor hombre de lo que he sido.

QUISE SER...

      En luenga vida de humano,
pan de imposibles deseos,
quise ser de todo un algo,
en la ruleta del tiempo:
Mago de la fantasía,
traductor de bellos sueños,
intérprete majestuoso
de sonoros parlamentos,
atrevido jugador,
juglar de tiempos modernos,
escritor de viva prosa,
poeta del universo,
y entre tanto desvarío,
ser humilde hombre de pueblo.

     Quise ser eterno Sol,
garante del universo
y Luna redonda, plena,
señora del firmamento,
para iluminar las mentes
de tanto cerebro hueco
y darles calor y vida,
aval de renacimiento,
para inventar pleamares,
mareas de áureos tiempos,
donde los hombres encuentren
alboradas de amor nuevo.

      Quise ser fuego encendido
y agua de ricos veneros,
sentir calor y frescor
a la vez, al mismo tiempo,
para calmar fiera sed
en corazones sedientos,
para quemar la pobreza
de marginados sureños,
para borrar las heridas
de un pasado ruin y negro,
para encender el saber
en los hombres de mi pueblo.

      Quise ser la suave brisa,
amante de marinero
y, en ocasiones contadas,
un huracanado viento,
para acariciar sin prisas
las pieles de cuerpos bellos
con la suma levedad
de los amores eternos
y, en ínclita misma hora,
arrancar en un momento,
con aires agigantados,
los males del universo.

      Quise ser canto rodado,
cantor en mares revueltos,
en ríos y arroyos bravos
de la rosa de los vientos,
para limar arideces
de este pobre mundo nuestro,
para tornear aristas
en las almas y los cuerpos,
para ser canica nueva
en los infantiles juegos,
y salvar a los humanos
de tanto espinoso averno.

      Quise ser gaviota altiva,
dueña de mares y cielo,
para en adentros grabar,
con un majestuoso vuelo,
con ojos y alma encendida,
desde bien alto, los pueblos
de este mi querido sur
roto por el sufrimiento,
de pescadores hundidos
en tortuosos varaderos,
de marinos reciclados,
de sufridos jornaleros.

      En luenga vida de humano,
mis deseos se rompieron.
Quise ser mil imposibles.
sólo me quedaron versos,
engarzados en racimos
de un poema del sur nuestro.

viernes, 22 de febrero de 2019

VIVE LA VIDA

Viernes, 22 de febrero de 2019.
A 93 días…

¡VIVA LA VIDA!


Cuando la actualidad íntima se vuelve esquiva; cuando las gentes que me interesan se apartan del protagonismo de la actualidad, me quedo en blanco, sin argumentos cercanos para monologar desde este modesto espacio familiar.

Es entonces, cuando recurro a buscar un tema grande. Tema en el que se han gastado, y se seguirán gastando, millones de acertadas y disparatadas palabras; tema en el que, sabios e ignorantes, disputan sus diferenciados saberes; tema en el que los humanos presumimos de expertos y, a la postre, sólo somos parvulillos, novatos o pobres iniciados.

El tema elegido hoy es LA VIDA, necesario atributo de éste escribano, longevo caminante, siempre dispuesto a enredarme en la divagación del aprendizaje.

Mi fiel amigo el Diccionario, al que algún día dedicaré una de mis tareas, me dice que VIDA es el conjunto de las propiedades características de los animales y de los vegetales transmisible a su descendencia.

Así que es ella, LA VIDA, la verdadera maestra, la auténtica y mejor enseñante de todo. En su escuela, en la querida Escuela de LA VIDA, aprendemos que y como es ella, en clases obligatorias y prácticas de 24 horas diarias, sin días festivos, ni vacaciones de ningún tipo.

Con el pasar del tiempo, en los muchos años vividos y en mi obligada y gratificante asistencia a sus clases, descubro su esencia, su grandeza y su miseria. Hoy me atrevo a publicar sus virtudes, a hurgar en sus entrañas y a contar sus conocidos secretos.

VIDA es energía y capacidad de inventiva; es existir y llegar a ser individuo.
VIDA es actividad, animación y vivacidad.
VIDA es tiempo entre el nacimiento y la muerte.
VIDA es modo de ser, de comportarse y de vivir.
VIDA es lo que da valor e interés a la existencia.
VIDA es duración de las cosas.
VIDA son los hechos y acontecimientos de una persona.
VIDA es biografía.
Y VIDA es una gigantesca y repetida aleluya de agradecimiento.

Y en esta misma Escuela de LA VIDA aprendemos a luchar para mejorar la CALIDAD DE VIDA; recordamos LA VIDA PASADA, vivimos el instante de la VIDA PRESENTE y esperamos, esperanzados o desesperados, LA VIDA FUTURA. Jugamos a inventar VIDAS, y hablamos de VIDA ESPIRITUAL, de VIDA SOCIAL, de VIDA PÚBLICA Y PRIVADA. Y huimos de la PERRA VIDA y de las VIDAS AIRADAS Y ARRASTRADAS.

 En los ajetreados tiempos modernos, los dominantes medios de comunicación, nos aficionaron a conocer con morbosa amplitud las VIDAS Y MILAGROS de todo los vivientes famosos.

Y entre todos inventamos, sin descanso, un amplísimo catálogo de expresiones de VIDA, y oímos y decimos con frecuencia expresiones como:

DAR LA VIDA por algo o alguien.
DARLE MALA VIDA a alguien.
COMPLICARSE LA VIDA  con las dificultades.
DEJARSE LA VIDA en algo importante.
SALIR CON VIDA en un accidente.
HACER LA VIDA IMPOSIBLE a alguien.
QUITAR LA VIDA por capricho o por estéril fanatismo.
QUITARSE LA VIDA en la extrema locura.
Estar entre LA VIDA Y LA MUERTE.
ENTERRARSE EN VIDA en la voluntaria soledad.
PASAR A MEJOR VIDA en la no deseada muerte.
DE POR VIDA en los compromisos de siempre.
BUSCARSE LA VIDA, virtud muy corriente entre los visueños.
¡MI VIDA! o ¡VIDA MÍA! en los enamoramientos humanos.
¡QUÉ ES DE TU VIDA! en la amistosa salutación.


Y un largo etcétera de locuciones que enriquecen nuestro lenguaje y nuestra VIDA.

Termino con una corta serie de citas sobre LA VIDA, muestrario del ingenio humano y de la profunda y permanente preocupación del hombre por el mayor y mejor regalo recibido por siempre, LA VIDA.

La VIDA  es un 10 % como la hacemos y un 90 % como nos la tomamos.
La VIDA es una partida de cartas. El éxito no está en tener buenas cartas, sino en jugar bien las que tenemos.
La VIDA es como el café o las castañas otoñales. Siempre huelen mejor de lo que saben.
La VIDA es como un paraguas. Nosotros somos la varilla, y lo que nos hace falta es... mucha y buena “tela”.
La VIDA es una historia muy bella que siempre, por desgracia, termina mal.
La VIDA es nacer, vivir y morir. No sentimos el nacer, sufrimos al morir y, casi siempre, nos olvidamos de vivir.
A más de uno de los que dicen que LA VIDA es breve, le parecen algunos días demasiado largos.
La VIDA  carece de sentido, por ello hay que darle un sentido a LA VIDA.

Me despido, con el deseo utópico de una FELIZ VIDA para todos y con el destierro a la nada de todos aquellos que se dedican a ARRANCAR Y QUITAR VIDAS por capricho, por miserable fanatismo o por cualquier otro inconfesable motivo.


jueves, 21 de febrero de 2019

A TOMAR MUCHO AJO


Jueves, 21 de febrero de 2019.
A 94 días…

A LA IGNORANCIA


Antes de iniciar este disparatado monólogo sobre la IGNORANCIA, entono, sin pudor, el “mea culpa”, al ser, como todos los humanos, obligado componente de las, cada vez más numerosas, legiones de IGNORANTES terráqueos y estar, a mi pesar, vestido y ornado permanentemente con ropas confeccionadas con grandes retales de la indeseada IGNORANCIA.

Dicho lo anterior, que nadie se sienta molesto con mis decires de modesto escribiente del presente hoy y, si a pesar de ello, algún dolido humano IGNORANTE, se sintiera herido en su orgullo con mis palabras, le pido mil disculpas y, al mismo tiempo, le invito, al picarse, a seguir con su buena dieta de ajos.

La IGNORANCIA y la muerte son atributos humanos de los que nada, ni nadie nos puede librar. Podremos aliviarlas con la adquisición de conocimientos o con la olvidada preparación a un desconocido e irreversible viaje sin retorno. Podremos obviarlas, olvidarlas, odiarlas, pero, al final, la IGNORANCIA se paseará con nosotros toda la vida y sólo la muerte podrá librarnos de ella, aunque demasiado tarde.

Decía, con honda tristeza, Antonio Machado que, en nuestra España, de cada diez cabezas, una piensa y nueve embisten. Esta hiperbólica, terrorífica y taurina sentencia sobre la IGNORANCIA hispana, me invita y ayuda a reflexionar en voz alta sobre el polémico escogido tema de hoy, 21 de febrero del 2019.

Es muchísimo mayor el saco de lo que IGNORAMOS, que la taleguita de lo que sabemos. Por ello, conviene callar, de vez en cuando o, al menos, no hablar más de lo necesario y, si fuera posible, vacunarnos cuanto antes contra la enfermedad del IGNORANTE, consistente en IGNORAR su propia IGNORANCIA.

La IGNORANCIA, tiniebla insalvable, motor de ridículos atrevimientos y compañera inseparable a lo largo y ancho de nuestra breve y obsequiada vida, se adquiere, se mantiene y se engrandece con buenas dosis de pereza, de poco esfuerzo, de sobrado pasotismo y, sobre todo, por la consciente e inconsciente renuncia al bendito humano deseo de saber, de aprender y de aprehender, con los sentidos, con la mente y el alma todo lo bueno que pulula en nuestro rededor.

La IGNORANCIA, negrura interior, vacío en alma hueca, enemiga de las libertades humanas y amiga de dolorosos sometimientos, execrables dominios y lamentables abusos, siempre ha estado en manos, ha dependido y ha sido propiciada por astutos poderes, por interesados gobernantes y poderosos humanos. Macabros dueños y perversos administradores de cuerpos, mentes y saberes de un adocenado y resignado género humano.

Y es este torpe género humano, personalizado en millonarios menganitos y zutanitos, acomodados en un limbo de engañosos materialismos, el que no quiere reconocer su IGNORANCIA y además, presume públicamente de su raquítico saber. Produciendo en más de uno de los asistente a la farsa del saber y no saber, del conocer y del IGNORAR, más sabios o menos IGNORANTE, sonrojo, vergüenza ajena y un profundo pesimismo, de imposible salida de tan siniestro pozo.

Muchos humanos IGNORANTES, en su pobre caminar, siguen con la habitual práctica de entrar a zancadas, donde los sabios temen entrar a pies juntillas, componiendo un ridículo catálogo, un mezquino rosario y una morbosa antología de estupideces humanas.

En este carrusel o tiovivo de la IGNORANCIA, de los que nadie se escapa, guardemos nuestras primeras piedras del pecado para arrojarlas en otro mejor momento, seamos honrados con nosotros mismos y juguemos, en el diario cotidiano, a limpiar, aunque sólo sea un poquito, la negrura de nuestra gran IGNORANCIA.


Y para terminar este monólogo rural y urbano, como atrevido saltimbanqui de la IGNORANCIA, compongo y dedico el siguiente breve poema a aquellos que, en su efímero, fatuo, petulante y falso pedestal del mucho saber, no acaban de reconocer que todos los humanos, con mayor o menor intensidad, somos dignos representantes de la malvada IGNORANCIA.


A LA IGNORANCIA

      Vecina, amiga IGNORANCIA,
compañera indeseada,
dominadora del Mundo
y por todos denostada,
dueña del atrevimiento,
de la tontería humana,
enemiga del esfuerzo,
ceguera de simples almas,
camino del fanatismo,
del fracaso, la antesala,
castigo, sin culpa alguna,
por causas interesadas,
de flacas dormidas mentes,
en el limbo, acomodadas.

     Señora, amiga IGNORANCIA,
en manos de altos jerarcas,
caprichosos encargados
de repartir rica masa,
de cultura, de saberes,
de libertadas sagradas,
tacaños distribuidores,
usureros de altas tallas,
vendedores de miserias,
otorgadores de nada,
interesados padrinos
de una ciencia minorada,
de un raquítico saber,
de una IGNORANCIA malsana.

     Atrevidos IGNORANTES,
charlatanes de hojalata,
torpes comunicadores
de los cuentos y la paja,
del creer saberlo todo,
sin apenas saber nada,
elevadores del tono
en causas disparatadas,
para esconder la pobreza
de argumentaciones vanas,
queriendo tener razón,
con mil chillonas palabras,
en discurso enmohecido
con óxido de pobre alma,
criados, con claro deleite,
por la IGNORANCIA malvada.

      Estúpidos IGNORANTES,
parlanchines de bravatas,
presumidos fabricantes
de monótonas palabras
presuntuosos pregoneros
de una oratoria barata,
olvidadizos primates
de su condición humana,
nacido para aprender
con mente y alma regaladas,
dignos representantes
de IGNORANCIA y burda fama.

     IGNORANCIA  bien maldita,
mal nacida, malcriada,
coraza de pobre hombre,
ceguera envalentonada,
presumida intolerante,
por el Mundo coronada,
reina de la estupidez
y de la torpeza humana.

     Yo, atrevido juzgador
de esta irremediable farsa,
modesto versificador,
juglar de época pasada,
y enrolado, a mi pesar,
en la IGNORANCIA pintada,
finjo con tenue descaro,
dominio de la palabra
y me atrevo a componer
versos de verdad amarga,
alma de un triste poema
gotas de IGNORANCIA humana.

     Y entre tanto atrevimiento,
tanta absurda payasada,
tanto saber IGNORADO,
tanta cultura olvidada,
tanta pérdida de tiempo
y tanta perversa nada,
me quedo con el aforismo:
“Sólo sé que no sé nada”.
Y aplicándome el ungüento,
remedio para andar por casa,
guardo mi pluma y me marcho,
costumbre bastante sana,
dando oportunidad a otros
a que empleen sus guadañas.

miércoles, 20 de febrero de 2019

PARA MAYORES


Miércoles, 20 de febrero de 2019.
A 95 días…


A LA LOCURA (Sólo para mayores algo idos)



Maldita LOCURA bendita o bendita LOCURA maldita. Juego de palabras absurdo y  cierto que me permite iniciar este atrevido monólogo sobre la LOCURA, atributo humano tan necesario que, sería una LOCURA, no poder o no querer estar un poco loco.

      En los albores del Siglo XVI, tiempos de intrépidos LOCOS navegantes y conquistadores, Erasmo de Rótterdam, hijo ilegítimo de la LOCURA de un clérigo, escribe su polémica obra maestra “ELOGIO DE LA LOCURA”. En ella, la LOCURA disfrazada de mujer, con grandes orejas adornadas con cascabeles, demuestra a todo su auditorio de humanos, que es ella la única cuerda, mientras los demás son los LOCOS.

       Hoy, utilizando el repetido tópico, del comienzo de un nuevo milenio, y alejado de insufribles polémicas, podemos afirmar, sin riesgo de error, que los humanos de aquí y de allá estamos cada vez más LOCOS. Considerando esta LOCURA en sus actuales y universales dualidades de bendita y maldita, de querida y rechazada, de gozada y padecida, de bienhechora y destructora y, así, una larga retahíla de caminos enfrentados, repletos de contradicciones humanas.

     Un breve muestrario de actitudes y comportamientos de los cuerdos hombres, ratificarán nuestras rotundas afirmaciones anteriores, de un imparable caminar hacia la extrema LOCURA individual o colectiva.

     ¿No es acaso una triste LOCURA, pagar la friolera de millones de euros por unos futbolistas que, para más “inri”, defraudan a la Hacienda Pública y en su visitas a los juzgados son vitoreados como héroes internacionales.
     ¿No es quizás una macabra LOCURA, seguir sufriendo y soportando, con infinitas cargas de impotencia, actos terroristas de amargas cercanías y de desconocidas lejanías?     
   ¿No es tal vez una cruel LOCURA que sigamos destruyendo excedentes alimentarios, mientras que las hambrunas se pasean a sus anchas por todo este cuerdo mundo?     
     ¿No es acaso una criminal LOCURA, la interminable destrucción y muerte producidas por las rentables rayas, papelinas, jeringuillas, pastilleos y demás maldiciones del mundo de la droga?     
    ¿No es quizás una denunciable LOCURA que los ricos del mundo sean cada vez más ricos y que los pobres de la tierra sean cada vez más pobres y más numerosos?

     Al lado de estas aborrecibles LOCURAS humanas, en avanzados tiempos de presumible modernidad, también encontramos benditas LOCURAS, engrandecedoras del género humano y motivo alegre de pertenencia al mismo     
     ¿No es acaso una bendita LOCURA, las miles de TERESA DE CALCUTA y las legiones de anónimos y modernos misioneros, hombres y mujeres desperdigados honrosamente por el patético y sufrido mundo de los desheredados de la más nimia fortuna?     
     ¿No es quizás una querida LOCURA, que numerosas familias visueñas y de otros predios andaluces, regalen quilates de felicidad a infantes saharauis?
     ¿No es tal vez una imperceptible LOCURA que siga existiendo la familia, en tiempos de exagerados individualismos, de cortos compromisos y de tanto mal uso y abuso de la libertad?     
     ¿No son acaso gozosas LOCURAS, seguir queriendo con LOCURA, estar LOCO de amor, estar LOCO por vivir, por hablar, por saber, y por un largo etcétera de cotidianas y sabrosas LOCURAS, que nos humanizan y nos asemejan al LOCO DIOS, creador de todas las criaturas?

     Acostumbrado a ratonear en libros, a escudriñar en sus entrañas, siempre encuentro frases, dichos y sentencias que se me antojan oportunos compañeros y sabios definidores de la inmortal LOCURA.

     Si la gente leyera sus pensamientos, pocos escaparíamos de estar encerrados por LOCOS.

    Lo que más asusta de un LOCO es que tenga razón.              
   Un LOCO puede hacer muchos LOCOS, un sabio hace pocos sabios.               Seamos LOCOS cuando la ocasión lo reclame.
   Muchos hombres se creen sabios, cuando sus  LOCURAS duermen.

     Y para terminar, aquejado de una pasajera LOCURA, con acrobática osadía, mudaré mi traje de aprendiz de juglar por el de aprendiz de poeta que, con añoranzas de mar y sobrado de bajas temperaturas y de estrelladas noches invernales, fabricantes de insomnios quehaceres, me encontré, sin proponérmelo, componiendo este breve poema dedicado a nuestra admirada y admirable VEGA.


MI VEGA. NOSTALGIA DE MAR

Mi VEGA de los alcores,
se ha sentado a meditar,
con trigos y girasoles,
sus añoranzas de mar.
En barco de fantasía,
sin temor a naufragar,
invento ser marinera,
en viejo mar de cristal.
Navegó a tiempos perdidos,
oculta en la pleamar,
para hurgar en sus entrañas,
y descubrir su verdad.
Fósiles de caracolas,
y pulseras de coral,
le sirven de pasaporte,
en su incierto navegar.
Terrones, viejas salinas,
hurtadas de blanca sal,
guijarros, fondos marinos,
olvidados de rodar.
Lágrimas de pesadumbre,
de imposible vuelta atrás,
resbalan por las laderas,
del faro de la Tablá.
Campos de espigas doradas,
disfrazadas de ancho mar,
mecen su áurea espuma,
a orillas de la Aluná.
A los cielos alcoreños,
nubes de estrellas vendrán,
a reflejarse en la VEGA,
como estrellitas de mar.
Bajeles de blancas velas,
estelas dibujarán,
delfines de girasoles,
que enamoran al saltar.

Mi VEGA sigue soñando,
en su tierra, con su mar,
cuando los alcores eran,
miradores y orillar.

Mi VEGA rompe sus sueños,
en jirones de cristal,
malayo sean los ladrones,
que le robaron su mar.



martes, 19 de febrero de 2019

PARA LOS PEQUEÑOS

Martes, 19 de febrero de 2019
A 96 días…

¿DÓNDE GUARDAMOS LOS SUEÑOS, UNA VEZ QUE LOS SOÑAMOS? (Para los más pequeños)


    Millones y millones, casi infinitas estancias, hay, para guardar todo lo que se puede guardar, desde los objetos reales a lo acabado de soñar, desde el pan de cada día hasta los sueños que nunca se soñarán.

    Estancias minúsculas y espaciosas de muros y paredes finas, levantadas en los cielos o en los confines del mar, sobre las rocas mas duras o sobre el frágil arenal, con hechura  de castillo o del más mísero portal, con aromas celestiales o de apestoso fangal.

     Estancias llenas de arcones,de archivadores, de cajas, de rústicos sacos, de baúles de cristal, fabricados en la China o en los mundos del más allá, donde se cuecen los sueños mucho  antes de soñar.

     ¡Quién fuera el afortunado de poderlas avistar, de verlas y contemplarlas con los ojos del mirar, con los ojos de ver las cosas hermosas, reales o por inventar! ¿Quién tuviera la fortuna, afortunado mortal, de tomar de sus estantes un capítulo del libro del buen soñar!

     Solo el inocente niño o la niña celestial podrán visitar las estancias donde se guardan los sueños acabados de soñar. Sean alegres sueños infantiles, pesadillas de terror, historias de viajes galácticos o aventuras con Peter Pan.

     Se durmieron las palabras, las palabras del contar. Habrá que esperar nuevas horas para volver a soñar.






lunes, 18 de febrero de 2019

28 DE ABRIL (4)


Lunes, 18 de abril de 2019.
A 97 días…

EL 28 DE ABRIL A VOTAR Y… SEGUIREMOS IGUAL (4)

A LOS DEL CONGRESO

Los que ganan, mandar quieren,
los que pierden, nada pierden,
los que ni pierden ni ganan,
sillones guardados tienen,
sueldos de billetes gordos,
para los mismos de siempre,
lacayos de unas ideas,
defensores de su suerte,
cantores de triste coro,
palmeros de mangas verdes,
que a buenas horas llegaron,
buen yantar, ricos manteles.

A LOS DEL SENADO

A los magnos senadores,
elegidos por la gente,
con una cruz en recuadro,
como señal diferente,
tampoco pierden sillón,
lo traspasan o los venden
a otros nuevos senadores,
venidos de un viejo frente
donde libraron batallas,
con paisanos insurgentes,
para ganarse un buen puesto
y vivir como unos reyes.

AL PRESIDENTE, AL GOBIERNO Y ACABO

En este país nos da igual
quien nos mande o nos gobierne,
todos son primos hermanos,
que mamaron igual leche,
leche de los elegidos,
que sueñan ser Presidente,
aunque bien pronto se olviden,
de consumar sus deberes
y de cumplir las promesas
que duermen en sus laureles.
Y del gobierno que hablar,
soldadesca indiferente,
nombrada por un caudillo,
entre fieles amiguetes,
dispuestos a mantener
mil prebendas  y oropeles,
ante el pobre ciudadano,
que muchos males padece.

Y aquí, seguiremos igual,
con el nuevo Presidente,
inaugurando Gobierno
y Cortes Constituyentes,
mientras el pueblo padezca
el sídrome de impotente,
incapaz de construir
una ESPAÑA DIFERENTE.