miércoles, 20 de febrero de 2019

PARA MAYORES


Miércoles, 20 de febrero de 2019.
A 95 días…


A LA LOCURA (Sólo para mayores algo idos)



Maldita LOCURA bendita o bendita LOCURA maldita. Juego de palabras absurdo y  cierto que me permite iniciar este atrevido monólogo sobre la LOCURA, atributo humano tan necesario que, sería una LOCURA, no poder o no querer estar un poco loco.

      En los albores del Siglo XVI, tiempos de intrépidos LOCOS navegantes y conquistadores, Erasmo de Rótterdam, hijo ilegítimo de la LOCURA de un clérigo, escribe su polémica obra maestra “ELOGIO DE LA LOCURA”. En ella, la LOCURA disfrazada de mujer, con grandes orejas adornadas con cascabeles, demuestra a todo su auditorio de humanos, que es ella la única cuerda, mientras los demás son los LOCOS.

       Hoy, utilizando el repetido tópico, del comienzo de un nuevo milenio, y alejado de insufribles polémicas, podemos afirmar, sin riesgo de error, que los humanos de aquí y de allá estamos cada vez más LOCOS. Considerando esta LOCURA en sus actuales y universales dualidades de bendita y maldita, de querida y rechazada, de gozada y padecida, de bienhechora y destructora y, así, una larga retahíla de caminos enfrentados, repletos de contradicciones humanas.

     Un breve muestrario de actitudes y comportamientos de los cuerdos hombres, ratificarán nuestras rotundas afirmaciones anteriores, de un imparable caminar hacia la extrema LOCURA individual o colectiva.

     ¿No es acaso una triste LOCURA, pagar la friolera de millones de euros por unos futbolistas que, para más “inri”, defraudan a la Hacienda Pública y en su visitas a los juzgados son vitoreados como héroes internacionales.
     ¿No es quizás una macabra LOCURA, seguir sufriendo y soportando, con infinitas cargas de impotencia, actos terroristas de amargas cercanías y de desconocidas lejanías?     
   ¿No es tal vez una cruel LOCURA que sigamos destruyendo excedentes alimentarios, mientras que las hambrunas se pasean a sus anchas por todo este cuerdo mundo?     
     ¿No es acaso una criminal LOCURA, la interminable destrucción y muerte producidas por las rentables rayas, papelinas, jeringuillas, pastilleos y demás maldiciones del mundo de la droga?     
    ¿No es quizás una denunciable LOCURA que los ricos del mundo sean cada vez más ricos y que los pobres de la tierra sean cada vez más pobres y más numerosos?

     Al lado de estas aborrecibles LOCURAS humanas, en avanzados tiempos de presumible modernidad, también encontramos benditas LOCURAS, engrandecedoras del género humano y motivo alegre de pertenencia al mismo     
     ¿No es acaso una bendita LOCURA, las miles de TERESA DE CALCUTA y las legiones de anónimos y modernos misioneros, hombres y mujeres desperdigados honrosamente por el patético y sufrido mundo de los desheredados de la más nimia fortuna?     
     ¿No es quizás una querida LOCURA, que numerosas familias visueñas y de otros predios andaluces, regalen quilates de felicidad a infantes saharauis?
     ¿No es tal vez una imperceptible LOCURA que siga existiendo la familia, en tiempos de exagerados individualismos, de cortos compromisos y de tanto mal uso y abuso de la libertad?     
     ¿No son acaso gozosas LOCURAS, seguir queriendo con LOCURA, estar LOCO de amor, estar LOCO por vivir, por hablar, por saber, y por un largo etcétera de cotidianas y sabrosas LOCURAS, que nos humanizan y nos asemejan al LOCO DIOS, creador de todas las criaturas?

     Acostumbrado a ratonear en libros, a escudriñar en sus entrañas, siempre encuentro frases, dichos y sentencias que se me antojan oportunos compañeros y sabios definidores de la inmortal LOCURA.

     Si la gente leyera sus pensamientos, pocos escaparíamos de estar encerrados por LOCOS.

    Lo que más asusta de un LOCO es que tenga razón.              
   Un LOCO puede hacer muchos LOCOS, un sabio hace pocos sabios.               Seamos LOCOS cuando la ocasión lo reclame.
   Muchos hombres se creen sabios, cuando sus  LOCURAS duermen.

     Y para terminar, aquejado de una pasajera LOCURA, con acrobática osadía, mudaré mi traje de aprendiz de juglar por el de aprendiz de poeta que, con añoranzas de mar y sobrado de bajas temperaturas y de estrelladas noches invernales, fabricantes de insomnios quehaceres, me encontré, sin proponérmelo, componiendo este breve poema dedicado a nuestra admirada y admirable VEGA.


MI VEGA. NOSTALGIA DE MAR

Mi VEGA de los alcores,
se ha sentado a meditar,
con trigos y girasoles,
sus añoranzas de mar.
En barco de fantasía,
sin temor a naufragar,
invento ser marinera,
en viejo mar de cristal.
Navegó a tiempos perdidos,
oculta en la pleamar,
para hurgar en sus entrañas,
y descubrir su verdad.
Fósiles de caracolas,
y pulseras de coral,
le sirven de pasaporte,
en su incierto navegar.
Terrones, viejas salinas,
hurtadas de blanca sal,
guijarros, fondos marinos,
olvidados de rodar.
Lágrimas de pesadumbre,
de imposible vuelta atrás,
resbalan por las laderas,
del faro de la Tablá.
Campos de espigas doradas,
disfrazadas de ancho mar,
mecen su áurea espuma,
a orillas de la Aluná.
A los cielos alcoreños,
nubes de estrellas vendrán,
a reflejarse en la VEGA,
como estrellitas de mar.
Bajeles de blancas velas,
estelas dibujarán,
delfines de girasoles,
que enamoran al saltar.

Mi VEGA sigue soñando,
en su tierra, con su mar,
cuando los alcores eran,
miradores y orillar.

Mi VEGA rompe sus sueños,
en jirones de cristal,
malayo sean los ladrones,
que le robaron su mar.



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