Ayer amaneció en Santa Cristina con un cielo de nubes negras que amenazaban lluvia, lo que impidió a nuestro hijo el salir en bicicleta; el suelo mojado y con algunos charcos evidenciaba que durante la noche llovió; pero así es Galicia, al mediodía y después de oír misa en la pequeña parroquia de Santa Leocadía de Perrillo lucía el sol con ganas, lo que nos obligó a usar los abanicos en el interior del templo, que curiosamente, durante la homilía del sacerdote hispanoamericano que la oficiaba, por respeto y para guardar el silencio oportuno la mayoría cesó en esta tarea de refrescarse.
Hoy amaneció con niebla, lo que impedía desde nuestra ventana gozar de la vista de los cerros de Culleredo con claridad, ni de la Ría do Burgo, que si mostraba sus fondos porque era hora de marea baja. Ahora, que escribo esto luce un bello azul de cielo.
275 .- VERANO ( II )
La
gente se vuelve masaen brazos de viejos dueños,el sol, la tierra y la mar,ahora, redescubiertos.
Los hombres y las mujeres,amos de efímeros cuerpos,
rivalizan en pintarlos
de un envidiable moreno,
olvidando, en ocasiones,
muchos comprobados riesgos.
Los indóciles infantes
del grato vivir, sus dueños,
encuentran campo abonado
para sus variados juegos,
marítimos o terrestres,
tranquilos o violentos.
Así, sus cuerpos vacunan
para largo y duro invierno.
La humana desnudez,
en marinos veraneos,
hermana a ricos y a pobres
bajo luminoso cielo,
acabando, ¡bendita mar!
con las clases de otros tiempos
y midiéndonos a todos
con un único rasero:
humanos todos iguales,
más hermosos o más feos,
más pequeños o más altos,
más delgados o más gruesos,
pero, en la mojada arena,
todos, iguales valemos.
El mar de todos nosotros,
la mar de los marineros,
alegre pasa el verano
con aquestos ajetreos,
con las voces, con las risas,
con los baños, con los juegos,
con los descansos al sol,
con la paz, con los paseos,
y con el salubre estar
de tantos desnudos cuerpos.
Santa Cristina, 19 de Agosto de 2024
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