lunes, 19 de agosto de 2024

VIVENCIAS DE UN AÑO MÍTICO, 1992


DOMINGO, DÍA 4 DE OCTUBRE

SÓLO SALIÓ EL ÚLTIMO VUELO DEL AEROPUERTO DE MELILLA

                    Temporal de poniente como aquellos que vivimos en nuestra niñez y juventud y residíamos en nuestra ciudad nataly que tenían como consecuencia el cierre del aeropuerto y que incluso afectaba también al transporte marítimo.
                    Como todos los vuelos fueron suspendidos desde el día anterior, nos hacían pensar que tendríamos que estar un par de días más en Melilla.
                    Así se lo dijimos a nuestra madre cuando fuimos a la Residencia donde estaba ingresada para desedirnos de ella, después de comer en la Hípica con Alejandro y Marimel.
                    Pero la fortuna nos sonrío en esta ocasión porque el viento amainó considerablemente y sólo salió el último vuelo del día, precisamente el nuestro como cosa extraordinaria; ya que nuestras mujeres
reiteradamente nos pidieron que lo adelantáramos.
                    Lo anecdótico para nosotros es que fuimos al aeropuerto sin ninguna fe, casi el ir por ir, casi convencidos de que nuestro vuelo no saldría o incluso que no veríamos llegar el avión desde Málaga, y en nuestra tranquilidad,  por poco nos quedamos en tierra, ya que no llevábamos ni los billetes ni el equipaje. 
                    Lo que siguió fue verdaderamente de locura, las mismas inclemencias del tiempo, con su correspondiente  retraso, nos permitieron volver al lugar de nuestro alojamiento, recoger nuestros trastos y embarcarnos para alivio de todos, los que viajamos y los que se quedaron en Melilla, porque allí moraban habitualmente y fueron nuestros salvavidas, en el último vuelo del domingo.

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