jueves, 24 de noviembre de 2022

UN AÑO ANTES DE LAS BODAS DE ORO

Martes, 14 de agosto de 2018.

A 282 días de las BODAS DE ORO

                CHIPIONA DEL ALCOR Y UN POEMA DE VERANO ROBADO A SU MAR

                    Chipiona del Alcor, no es un nombre nuevo con el que se conoce este municipio gaditano, ni el nombre de un nuevo pueblo de la provincia de Cádiz. Sin embargo, en la campiña sevillana, somos muchos los que, entre broma y serio, bautizamos hace tiempo a Chipiona con el nuevo nombre de Chipiona del Alcor. Motivos más que sobrados propiciaron el cambio. Son cientos de visueños los que poseen propiedades en el señorío de la Virgen de Regla o escogen como lugar preferente de veraneo este rincón andaluz, creando unos lazos de silencioso hermanamiento, digno de ser reseñado.

                    Desde unas décadas para acá, centenares de alcoreños escogieron en sus periplos veraniegos las cercanías de uno de los faros en activo más vistoso y llamativo de las costas andaluzas, “El Faro de Chipiona”. A los primeros arrendamientos siguieron las adquisiciones de casas o pisos, hasta constituir una numerosa colonia de peregrinos visueños.

                    Su calle central, Isaac Peral para los chipioneros y calle Sierpe, para los sevillanos, nominación poco gratificante para los lugareños, se convierte en una vía de abundantes encuentros y de permanentes saludos de vecinos de El Viso del Alcor; así como en otras importantes calles de la localidad y en las playas de la Cruz del Mar, de Regla o de las Tres Piedras. Dicen como chascarrillo en El Viso que los visueños se conocen en Chipiona por tener los sobacos negros de tanto saludar brazo en alto.

                    El Viso del Alcor, vividor acogedor, de rico lenguaje autóctono, con ejemplos como el que “ca uno es ca uno y tiene su ca una” o el “no, ni na”, o el “ota, no, a odmí” o en “ca el corte inglé”, no me extraña inventara el inexistente término “Chipiona del Alcor”, que ahí quedará por los siglos de los siglos, mientras este pueblo sea imán atrayente de muchos visueños y los alcoreños sigan sintiéndose a gusto en este enclave gaditano.


                            BIEN MERECE CHIPIONA UNOS RACIMOS DE VERSOS

        Bien se merece Chipiona,
un gran racimo de versos,
de esos que aroman sus calles,
de esos que despiertan sueños,
de esos que cantan al mar,
a sus playas y a su cielo.

        En Chipiona del Alcor,
como la llama el visueño,
aumentan sus habitantes,
al llegar el veraneo
y cuando el calor aprieta
no busques aparcamiento,
pues es la mejor manera
de perder preciado tiempo.
        
        Es la Sierpe chipionera,
calle de gran abolengo,
conviven de buena guisa,
nativos y forasteros,
foráneos del más allá
y genuinos chipioneros,
de esos que van pregonando,
la excelencia de su pueblo,
y que jamás cambiarían
por otro superior predio.

        Y cuando la Cruz del Mar,
sueña grato galanteo,
no faltan recios galanes,
para saciar sus deseos,
para decirle piropos,
para lanzarle requiebros,
para azarar sus mejillas,
con dichos de amor eterno.

        Son sus playas gran tesoro,
con orillares serenos,
con fina y blanca arena,
y transparencia de espejo,
allí se rompen las olas,
envueltas en los misterios
de abrazos de ida y vuelta,
y de mil furtivos besos.

        En los corrales salinos,
piscinas a cielo abierto,
busca, a socaire, el hombre,
su más notable alimento,
marisco de buena cuna
y rico pescado fresco,
algún que otro bivalvo
y muy sabrosos cangrejos.

        ¡Y del Faro qué decir!
¡Clama siempre el forastero!
al ver su menhir hechura,
su esbelto y airoso cuerpo,
sus luminarias festivas
y sus chispazos de fuego,
para avisar a los barcos
y a sus fieles marineros.

        Y la Casa de María,
santuario, nuevo templo,
Virgen de Regla, Patrona,
de todos los chipioneros,
ermita de rompe y rasga,
casa de glorias y rezos,
do se guardan los vítores
derramados por el pueblo,
como benditas plegarias,
jaculatorias del cielo.

        Señores voy terminando
y me guardo algunos versos,
no vaya a ser que mañana,
me quede yo, vacío y huero,
y no encuentre las palabras,
para un nuevo parlamento,
dedicado a la Chipiona
del Alcor, de los visueños,
como muestra de cariño,
como merecido premio.

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