Viernes, día 10 de marzo
TANTO ME DAS, TANTO TE
QUIERO
Como ahora no llueve no es fácil de entender eso de no
llueve a gusto de todos, sencillamente y siendo reiterativo es que no llueve.
Sin embargo, no resulta tan difícil buscar un sustitutivo, basta con recordar
aquello de “tanto me das, tanto te quiero”.
Quitas el mercadillo de la calle Real, pensando en el
riesgo de no tener acceso fácil al Consultorio, que se encuentra en ella y se
te quejan los cuatro comerciantes de turno, que anteponen sus intereses a la
solidaridad de la necesidad de un servicio, que incluso en un momento
determinado pueden verse obligados a usarlo
y que de encontrarse con el más mínimo obstáculo les llevaría a poner el
grito en el cielo.
El otro alcalde sí que era bueno, un buen alcalde, no
como el de ahora – pudo haber comentado una vendedora de la plaza de abastos. Y
haciendo gala de su ingratitud, para ella, por lo visto y no oído, la actuación
del alcalde, autorizando la apertura de un chiringuito a su hijo, sin papeles
de ninguna clase y para probar, nada tiene que ver con la bondad o maldad del
mismo gobernante. Sin más comentario.
Claro que esto último, a lo mejor entra en las
obligaciones del alcalde y que a este le preocupe más un servicio común,
perjudicando a los cuatro comerciantes de turno, es una “putada”.
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