Jueves, día 9 de marzo
LA RELATIVIDAD DE LA LEJANÍA
Cuando uno era pequeño hasta la población de Nador, desde Melilla, estaba en el fin del mundo y sólo había que recorrer unos 14 Km. Ya, no de tan pequeño, ir a Málaga, 8 horas de barco, era una auténtica lata. Hoy, ni la distancia ni el tiempo son cosas importantes desde el punto de vista de lo anteriormente señalado. Madrid, además del lugar donde se instala el centralismo, pues hasta para firmar un crédito hay que ir a la capital, ya no es excusa de lejanía ni de pérdida de tiempo. Hoy, hasta puedes llevar a los niños al Instituto como todos los días; bueno, unos minutos antes, lo que les impidió tomarse sus tostadas, no por falta de tiempo, sino por la importancia (¿?) de tener que ir a Madrid – supongo que para ellos. Dejas el coche en el aeropuerto, lo que luego te servirá para no tener que molestar a nadie y para regresar antes a casa. Del coche al avión, del avión a un taxi, firmas en el Banco Central de Crédito, te hacen la foto de rigor, vuelves a coger otro taxi que te lleva al aeropuerto madrileño y el avión te vuelve a Sevilla, coges el coche del parking y como cualquier otro día comes en casa.
Si no fuera porque tienes los billetes de los dos vuelos
y en la cartera está la copia del contrato del crédito, podrías cerrar los ojos
e imaginar que has estado en Madrid. Curiosa impresión. Y es que en Sevilla a
veces, con cualquier retrasillo o espera, debidas al tráfico o algún
establecimiento que retrasa su apertura de puertas, se tarda mucho más y hasta
llega uno más cansado a casa.
Lo cierto y verdadero es que por otros sentidos, para mi, Madrid sigue estando demasiado lejos.

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