23.- ¡AL KIKIRIKI, AL KIKIRICUANDO
Ay, qué tempranito,
ya me están llamando,
con sus campanitas,
los duendes de trapo,
que conmigo duermen
en mi viejo cuarto,
bajo de mi cama,
como mis zapatos,
sobre una alfombrilla
de lana y esparto,
que en la judería
yo había comprado.
¡Al kikiriki,
al kikiricuando,
camisón de seda,
sueñecitos largos!
No vengáis tan pronto,
dormiros un rato,
esperad que el Sol
despierte a los gallos,
de la vecinita,
que vive aquí al lado,
en la casa blanca,
del rojo tejado,
y que de mañana,
nos llaman cantando.
¡Al kikiriki,
al kikiricuando,
camisón de seda,
sueñecitos largos.
Dejadme un ratito,
mis duendes de trapo,
que con angelitos
estaba soñando
y con los tintines
de vuestros campano,
muy sobrecogidos,
se están escapando
por las rendijillas
del viejo ventano,
buscando los sueños
en otros humanos.
¡Al kikiiki,
al kikiricuando,
camisón de seda,
sueñecitos largos!
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