30.- LA RISA DE MARÍA LUISA
Anteayer,
María Luisa,
por cuarenta euros
vendió su risa,
a un chicarrón
coleccionista
de risas jóvenes,
de nuevas risas.
¡Qué guasa tiene,
la loca niña!
Llega la noche, y
María Luisa
echa de menos
su linda risa,
reír no puede
la pobrecita,
llora que llora,
lágrimas finas,
moja las sábanas
de su camita.
¡No haber vendido,
niña, tu risa!
Por la mañana,
María Luisa
sigue llorando
por su risita.
En que mala hora
vendió su risa,
su risa alegre
de campanilla,
de las que suenan
de maravilla.
¡Tiene mandanga,
la pobre niña!
Al mediodía,
María Luisa,
comer no quiere,
quiere su risa,
para reírse
de la comida
que ha preparado
su loca tía
con rabanitos
y golosinas.
¡Vaya tela, que
tiene la niña!
Al erre que erre,
María Luisa,
dale que dale
con su risita.
¿Dónde estará
la linda risa
que vendió ayer
la tonta niña,
por cuarenta euros
de monta y chicha.
¡Poquita "tela"
"pa" su penita!
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