lunes, 14 de marzo de 2022

NUESTROS DIBUJOS

                             Un personaje de gran atractivo para nosotros fue siempre el del VAGABUNDO, incluso nos atrevimos a escribir algún que otro cuento, como el de Kalica o el de El niño que perdió la niebla, que los tenían como protagonistas; sobre todo, por aquello del misterio y cierta magia que acompañaban a estas personas que decidieron un día caminar por el mundo sin rumbo fijo, con un enorme saco a sus espaldas, donde guardar todas sus pertenencias, vestidos de harapos, de pasos lentos y que llegaban a veces a despertar nuestros miedos en la niñez y la lástima y curiosidad conforme fuimos creciendo.

                            Aquellos seres, a los que en Argentina llamaban, por ejemplo, "lyngeras", vocablo que tenía su origen en las palabras del italiano dialectal como "lenge" o "linge", referidas a la pañoleta o al gran pañuelo, donde en su interior portaban su ligeros bienes, anudados a un palo, que soportaban alternativamente en sus hombros.

                            O por ejemplo también, a los que en otro país sudamericano, como Chile, les llamaban "crotos" y que se caracterizaban por lo anteriormente señalado, lo de andar errante, sin domicilio fijo, prototipo de pobreza y libertad, y a los que se les permitía viajar gratis en los trenes de mercancías, según una ley de un senador de nombre José Camilo Crotto, apellido que servía para así nominarlos.

                            También conocidos en otros rincones del mundo como "cirujas", abreviatura de cirujanos; adultos y anciano que extraían cosas que creían útiles de los montones de basuras, que guardaban en sus sacos y que siempre les acompañaban en su deambular por su mundo.


 

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