28.- A LA RUEDA, RUEDA
Jugando, ayer tarde,
a la rueda, rueda,
en la antigua casa
de mi buena abuela,
me rompí dos dientes
y me hice una brecha
en la rodillita
de la pierna izquierda,
¡Ay Dios, qué dolor,
qué penita, pena!
Niña, tu no juegues
a la rueda, rueda,
que vienen los duendes
y los pies enredan,
y besas el suelo
sin tú darte cuenta,
y puedes romperte
hasta la cabeza.
Mi niña, no juegues
a la rueda, rueda,
te lo digo yo,
tu querida abuela
y, a los mayorcitos,
hay que echarles cuenta.
Niña, tu no juegues
a la rueda, rueda,
que unos mareítos
de malas ideas,
te buscan, te rondan,
te traen, te llevan
y te dejan caer
sin darte tú cuenta
y puedes herirte
tu carita bella.
Mi niña, no juegues
a la rueda, rueda,
que si te lastimas,
me muero de pena.
¡A la rueda, rueda,
a la rueda, rueda,
no me hagas caso,
aunque sea abuela.
Juega tú, mi niña,
que Dios te proteja!
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