sábado, 12 de marzo de 2022

NUESTROS DIBUJOS

                             ¡Qué bien lo pasábamos, madre, cuando de pequeños nos llevabas al Circo! Frase corriente y habitual cuando teníamos pocos años, usando pantalón corto todavía, y el día menos pensado, arribaba a nuestra ciudad la alegría del Circo, con aquellos enormes camiones, con los carromatos de las jaulas de los animales, con aquellos otros que transportaban las viviendas rodantes de sus artistas y trabajadores, con su desbordante colorido... ¿Y cómo no recordar, con algunos años más, la magia de su montaje en aquellas explanadas donde echábamos nuestros interminables partidos de pelota?, o ¿Aquellos pasacalles de vísperas, donde al color de las vestimentas se unían la alegre música y las ruidosas palabras, salidas por los grandes altavoces, que reclamaban repetidamente nuestra atención, publicitando su espectáculo?

                            ¡Cómo disfrutábamos, madre, con todas aquellas actuaciones que giraban en torno al "más difícil todavía"! Con aquellos trapecistas que volaban por las alturas y que nos hacían un nudo en nuestras gargantas, o el enfrentamiento, sin que le faltaran sus látigos amenazantes que batían sobre el suelo de la pista, para demostrarle a las terribles fieras que el mando era de ellos, de los domadores...Con aquellos que andaban sobre una sola rueda o caminaban sobre alambres. Con los que hacían juegos malabares o demostraban su enorme fuerza levantando pesos enormes... Y sobre todo, nuestro delirio se desmadraba con la aparición de los payasos.

                             ¡Qué de recuerdos, madre!

                             De ahí, que nuestro dibujo de hoy se refiera a estos últimos, a uno de ellos, da igual su nombre, que hasta para recriminar a un pequeño algunas apetencias de dejar de ser niño y convertirse en  mayor ante de tiempo presume de un cigarrillo en su mano, no olvida su sonrisa.



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