EL ARCHIVO GENERAL DE INDIAS DE SEVILLA
Tras l descubrimiento de América, la Corona eligió la ciudad de Sevilla como puerto exclusivo para el comercio con el continente. El lugar utilizado por los comerciantes para llevar a cabo sus actividades mercantiles eran las gradas de la Catedral, en torno a la fuente del Hierro, que enclavada en el lugar que actualmente ocupa la Iglesia del Sagrario. Durante la segunda mitad del siglo XVI, el Cabildo de la Catedral, para evitar los excesos cometidos por los comerciantes, que no dudaban en culminar acuerdos en el interior del templo en los días de lluvia, instaló columnas con cadenas en los alrededores del templo y contrató alguaciles que evitaran el paso por la calle de animales de carga. Ante las quejas del Cabildo Metropolitano, el rey Felipe II decidió la construcción de un edificio para sede de la Lonja de los mercaderes que comerciaban con América, que se llevaría a cabo en la misma Avenida, junto a la Catedral. su construcción se llevó a cabo entre 1584 y 1598, por Juan d Minjares, sobre planos de Juan Herrera, y terminaría siendo sede del Archivo de Indias, tarea que desempeña hasta el día de hoy
Dos razons fundamentales enmarcan la fundación del Archivo General de Indias (AGI). Por una parte la falta de espacio en el Archivo General de Simancas, archivo central de la Corona española. Por otro, en línea con el espíritu de la Ilustración, el deseo de escribir una historia de la conquista e hispanización de América que diera respuesta a los escritos extranjeros que habían tratado el tema.
el responsable del proyecto fue José Gálvez y Gallardo, secretario de Indias, encargándose el académico e historiador Juan Bautista Muñoz, cosmógrafo mayor de Indias, de su ejecución.
En octubre de 1785 empiezan a llegar al edificio del Archivo los primeros documentos. Desde entonces y en distintas remesas se fueron incorporando los fondos de las principales instituciones relacionadas con las Indicas, hasta convertir al archivo en el principal depósito de documentos para el estudio de la administración española en el Nuevo Mundo y en Filipinas. En el momento de constituir el archivo, se tomó el 1760 como fecha divisoria entre lo administrativo y lo histórico, de tal manera que los documentos anteriores a esa fecha debían mandarse al AGI, quedando la documentación posterior a dicha fecha al servicio de los organismos que habían producido los documentos.
La Casa de la Contratación, ubicada entonces en Cádiz, envió sus primeras remesas en 1786 y en 1790, al ser decretada su supresión, la totalidad de sus fondos.
En ele siglo XIX, el AGI siguió recibiendo remesas de documentos del Consejo de Indias y del Ministerio de Ultramar, que por su antigüedad pasaron a ser considerados como históricos y en 1988 recibió por primera y única vez documentos de la Capitanía General de Cuba. Y al producirse las independencias de las repúblicas hispanoamericanas pasaron a formar parte de sus respectivos archivos nacionales.
A finales de siglo, sin embargo, el Gobierno decretó que los papeles más recientes del _Consejo de Indias y del Ministerio de Ultramar no se enviasen al AGI, sino al Archivo Histórico Nacional, que se había fundado ya en Madrid en 1866. Además, también depositó en este último una colección de 511 documentos de alto valor histórico comprada a un particular en 1876, demostrándose que habían sido robados del AGI por uno de sus primeros funcionarios.
Los documentos que hoy conserva el archivo ocupan más de nueve kilómetros lineales de estantería, tratándose de unos 43.000 legajos con unos 80 millones de páginas y 8.000 mapas y dibujos que proceden, fundamentalmente, de los organismos metropolitanos encargados de la administración de los territorios de ultramar.
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