jueves, 23 de septiembre de 2021

VENTANA ABIERTA A LOS AMIGOS DEL "TEBEO"

Entrega nº 10

EL CONDE MISERATTI

Josep COLL i Coll

        Este historietista nace en Barcelona el 4 de febrero de 1924 y fallece el 13 de julio de 1984, siendo uno de los dibujantes clásicos de la revista “TBO”. Procedía de una familia de clase media y las dificultades de la Guerra civil le llevan a trabajar a los 12 años en una cantera, siendo capaz de compaginar tan duro trabajo con sus estudios en la Escuela Industrial y en la de Artes y Oficios de Barcelona.

         Como dibujante se inicia en el citado “TBO” en 1948, en revistas como Pocholo, Chispa, Mundo Infantil, PBT, Nicolás, KKO y La Risa. En “TBO” se especializa en historietas sin personajes fijos, protagonizadas por arquetipos, tales como el vagabundo, el náufrago, el caníbal, el motorista, el cazador y los portadores africanos, entre otros muchos. Y a menudo hasta  prescindía de los diálogos en sus historias, que además solían ser breves y con argumentos sencillos y esquemáticos, que concluían casi siempre con el fracaso del protagonista.

         En L´Infantil, editado por el Seminario de Solsona, crea una de sus pocas series con personajes fijos, “En Bufa i en Pompon”, dos personajes cuyas aventuras transcurren en África.

         Entre 1964 y 1981 dejó el tebeo y trabajó como albañil, pues a pesar de fama ganaba más en la construcción que haciendo historietas.

         En los 80 y gracias a la revista “Cairo” y a su editor, Juan Navarro”, se recuperó a este historietista, llegándose a publicar en 1984 una antología suya titulada “De Coll a Coll”. Y todo terminó sorprendentemente para él  cuando a causa de una gran depresión se suicidó en ese mismo año.


Se le conoció como el albañil que dibujaba en el “TBO”.

         Fue en septiembre de 1948 cuando joven de 25 años, de oficio albañil, bien vestido, alto y fuerte, con un bigote al estilo de la época, de nariz aguileña y recién licenciado de la mili, entró con una carpeta repleta de dibujos originales en la redacción de “TBO”, en la calle Aribau, número 177, de Barcelona. Allí el director de la revista, Joaquín Buigas, se sorprendió y vio una mina en sus historietas y le dijo: “Si usted es trabajador, en sus manos tiene dinero para parar un tren”, y le compró toda la carpeta, pagándoles a tocateja.

         Su dibujante preferido era Marino Benejam, por eso su estilo se acercaba cada vez más al de su “maestro”.

         Entre sus personajes destaca el futbolista Greñito con guiones de Carles N. Rech.

         Hizo exposiciones en galerías de Arte, como otros dibujantes, por ejemplo, Valentí Castanys y Joaquín Muntañola. Su primera fue en la Sala Andreu, en 1957, presentando 28 dibujos a la acuarela.

         Su vida no fue un camino de rosas, sufrió desengaños y celos profesionales. Se quejaba de que muchas historias mudas suyas eran asesinadas colocándoles bocadillos de textos. Su apariencia física no reflejaba su personalidad. En su semblante serio no se podía adivinar el hombre sencillo y amable que era. Amante de las tertulias. Cuando hablaba de sus compañeros del TBO lo hacía con admiración y afecto.

         Muchas fueron las personas que confesaron que compraban el TBO a finales de los 50 y en los 60 para disfrutar con las páginas de Coll.

         Su humor absurdo, la expresividad de sus dibujos y su aparente sencillez, hacen que su estilo no pase de moda.

 

 

 

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