Para nosotros fue últimamente la "Bisa", la más longeva de todos nuestros modelos, ya que se nos fue con algunos meses más de los ciento cuatro años, pequeña como la santa Teresa de Calcuta, e igual que esta también en el amor, que derramaba a raudales. Con una mirada, a pesar de sus ojillos, clara, sin doblez, y una incipiente sonrisa que refleja sobre todo su inmensa paz, la que siempre la acompañó. No se cansa uno de mirarla; todos la queríamos, por eso sigue viviendo en nuestros corazones y por siempre y por ello también no rehuye la suya.
Clemente dibujó perfectamente su alma, lo del parecido físico para él era lo de menos.
Adela o Adelina García García, que más da, la mujer de D. Antonio Blasco, el que como director abrió por primera vez en El Viso las puertas del entonces Banco Hispano Americano, que muchos de los mayores del lugar se acordarán de ellos; madre de Tere, Antonio, Adela y Rafael, los Blasco.
Cuando le preguntábamos en qué libro había que firmar, no sólo para cumplir años, sino, sobre todo, para ser como ella, guardaba silencios escondidos tras su permanente sonrisa, y cómo me gusta reiterar, se marchó sin prisas, en silencio, como los santos, esos que sus conciencias están muy tranquilas. No me cuesta trabajo, ni rubor, en mi bendita locura, de darle los buenos días, como a mi madre, todos los días de mi vida.
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