Entrega 5. Escrito 10
¡TODOS LOS MÍOS, A LA GUERRA!
Con voz potente de caudillo elegido, Pedro Sánchez gritó a sus huestes
la anterior orden y añadió, algo preocupadillo, ¡Qué no falte nadie y qué no
olviden aplaudirme como merezco, bajo pena de sanción!
Esto ocurrió ayer en el Parlamento de España. No me lo invento, recurran
a la hemeroteca televisiva y comprobarán la veracidad de lo expuesto. Y las
huestes de Pedro, el grande, cumplieron a rajatabla y más, la orden del gran
jefe, como auténticos borregos bien amaestrados. Todos cumplieron, palmearon y
balaron al unísono, cual sumiso rebaño, hasta los grandes subjefes (ministros
hoy, mañana Dios dirá) algunos con la babita caída y la talega llena.
Los
anales históricos, pasado el tiempo, recogerán el poderío del grande Pedro, su
majestuosa autoridad, su porte y hechura al desplazarse sobre la tierra que
pisan sus humildes vasallos, complacidos con el buen hacer de éste.
Hasta aquí la broma, la guasa sevillana, la bendita ironía o el más
recalcitrante sarcasmo. Ahora a lo serio, a lo cabal, a lo que nos hace llorar
y a la pura llana verdad.
¿Cómo hemos podido llegar a tal estado de autoritarismo ramplón? ¿Qué
hemos hecho mal para merecer y padecer el castigo de tener que soportar a esta
legión de vividores? ¿De dónde vienen estos “cazurros”, estos mantas, esta
casta de salvadores? ¿Quiénes les abrieron las puertas del poder? Y ¿Hasta
cuándo se quedarán entre nosotros, degradando nuestras vidas, sometiéndonos,
robándonos parcelas de sagrada libertad? ¿Qué podemos o tenemos que hacer para
librarnos de ellos? Sólo nos queda un camino ¡VOTAR A LOS MEJORES! Entendiendo
por MEJORES, aquellos que entiendan la política como un servicio a lo demás y
no como un medio de vida o de poder. Entendiendo por MEJORES aquellos que
tratan de sacar de la pobreza a los más desfavorecidos. Entendiendo por MEJORES
aquellos que no ponen límites a su entrega dedicación y lucha por los
marginados, los perseguidos, los rechazados, los hambrientos, los necesitados y
los pobres de todo. No pierdo la esperanza en un futuro
prometedor, aunque para alcanzarlo, tengamos que pasar un largo calvario para
acabar con la lacra del paro, con la pandemia actual, con la fragilidad de las
cuentas estatales, con la regeneración de las instituciones, con la corrupción,
y con un largo etcétera de males de este país nuestro, ESPAÑA.
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