Entrega 5. Escrito 8
LOS AYERES DE HOY
Los AYERES son fuentes regeneradoras del saber, del vivir, del estar;
son caminos transitados en otros tiempos, son vidriosas estampas del pasado,
son grafismos, a veces, irreconocibles, son sudores estampados con tintas
maestras o poco permanentes. Los AYERES se encienden o se apagan a su capricho,
se moldean, se reinventan, son despreciables o codiciados y, en su cotidiano
vivir, resuman alegrías, tristezas o indiferencias. No hay dos iguales, aunque
ello, con el mayor de los empeños, se lo propongan.
El
HOY es efímero caminante de la nada, del instante, del santiamén. Intenta
robarle al pasado o al futuro algo de sus inmortales comportamientos.
Los AYERES del HOY componen un juego de palabras no entendibles cuando
los AYERES se olvidan y el HOY se difumina o desaparece. Los AYERES del HOY
coordinan sus caducas existencias en baratos parasoles de empobrecida
dialéctica.
No
quiero HOY sin AYERES sin sombras, ni luces. Quiero los AYERES del HOY
iluminados, inspirados, ascuas de luces garantes de confesión de haber vivido.
Al
final del recorrido, cuando el HOY se acaba y dormido están los AYERES,
descanso con obligada gratitud de satisfecho mortal, de sencillo y humilde
hombre, empedernido escribano de batiburrillos y otras intranscendentes
cuestiones.
Se me acabaron los tiempos de los AYERES del HOY. Mañana será otro día a puntito de abandonar a julio, no aL Cesar romano, sino al predecesor de agosto, mes del auge veraniego, en otros AYERES de celebradas multitudes hispanas y foráneas.
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