Martes, 1 de enero de 2019.
A 142 día…
Y SE NOS ABRIERON LAS PUERTAS
DEL 2019, AÑO DE GRANDES EXPECTATIVAS Y EVENTOS A CELEBRAR.
Si alcanzar un nuevo año, es gratificante
estímulo a tener en cuenta, y celebrarlo como principio de un año repleto de
ansiados e importantes eventos familiares, nos obliga a dar gracias al desconocido
repartidor de la felicidad.
Si todos los años vienen cargados de
incertidumbres y de esperanzadores sueños. Si todos los años aparecen
inmaculados y vacíos, a rellenar con nuestros haceres cotidianos, este dos mil
diecinueve (con todas sus letras) se asoma vestido de gala, enlistado como Dios
manda, repleto de irrenunciables celebraciones, dispuesto a convertirnos en
escogido grupo. Estas afirmaciones positivistas, por otro lado, nos
proporcionan recelos, miedos, temores de roturas de lo programado. Sólo nos
queda, blindados con un bienhechor
optimismo, dejar correr días y aconteceres y sacarle el mayor partido a
nuestras oportunidades festivas.
Ya, en el diecinueve, ha comenzado la cuenta atrás de lo que nos
“espera” en el mismo: eventos de todo tipo, sonados cumpleaños, nacimientos,
bodas, primeras comuniones, y un sinfín de menudencias festivas intercaladas
entre ellos, que nos tendrán ocupados, prácticamente, casi todo el año. El Gran
Dios o los responsables de que se cumplan nuestros deseos, quieran que lo
programado llegue a feliz término, que lo esperado llegue a seguro puerto, que
lo proyectado se convierta en realidad y que desaparezcan, por lo que queda del
año recién estrenado, los farios, los gafes, enemigos inoportunos de los “SUEÑOS”
y sus celebraciones.
De todos estos acontecimientos, como
“escribano y patriarca mayor del reino familiar”, daré buena cuenta y completa información de los mismos, para
cumplir vieja promesa y muy especial compromiso.
¡Bienvenido 2019!
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