Sábado, 30 de junio de 2018.
A 328 días…
EL PÁDEL, HERMANO PEQUEÑO DEL TENIS.
El
Pádel, hermano pequeño del tenis, crece, crece y crece con total desprecio a
las normas de crecimiento de otros deportes, todavía minoritarios. Son muchos
los pequeños, savia fecunda, que practican con asiduidad este nuevo juego,
nacido al amparo del tenis.
Un
solo hándicap frena su meteórico crecimiento. El costo económico de una buena
pista. Su alto cerramiento de mampostería o de cristal, su suelo liso de
material antideslizante (duro) o de hierba artificial con sus correspondientes
“avíos”, las gradas de espectadores y su coste de construcción. Sin embargo
cuentan con suficientes atractivos para su innegable crecimiento. Lo practican
cuatro jugadores a la vez (dos parejas); sus reglas son sencillas, los
jugadores son los árbitros en y durante los encuentros; fuera de la élite, lo
practican personas de todas las edades; el tamaño reducido del terreno de
juego, permite la construcción de pistas adosadas para disminuir el coste de
las mismas. La espectacularidad de los golpes, la dinámica del juego, la
potencia y la colocación de los toques, contribuyen sobremanera al crecimiento
de practicantes y espectadores de este joven deporte.
Las estructuras deportivas, punto importante para su implantación, están
en vías de desarrollo. Faltan Federaciones, faltan equipos organizados, faltan
competiciones oficiales con sus
correspondientes y ajustados
calendarios, faltan jugadores de élite que actúen como “ganchos” en su crecer,
faltan patrocinadores económicos y deportivos.
Bueno es preguntarse, el por qué haber elegido, como tema del día el
PÁDEL. En mi aleatoria manera de elegir tema, hoy, una fuerza muy especial,
procedente de los flujos sanguíneos familiares, me obliga a escogerlo. Mis queridos
nietos, Alejandra y Diego, se desplazan desde Marbella a Utrera y Alcalá para
disputar unos encuentros de Pádel dentro de unos campeonatos interprovinciales.
Los
abuelos paternos y maternos y un grupo de familiares mayores y pequeños, no podíamos fallarles y,
como espectadores de lujo, estuvimos acompañándolos. Lo de menos, los
resultados. Compitieron dignamente y aumentaron sus conocimientos competitivos
para próximos eventos. Diego y su compañero nada pudieron hacer ante una pareja
mejor que ellos y mayores en edad y envergadura. Diego ha progresado mucho en
su juego y deseamos siga en esa línea creciente. Alejandra nos sorprendió
gratamente a todos, jugó un partido excelente. Lástima que su compañera, menos afortunada en esta
ocasión, no le acompañó en sus aciertos. Perdieron el encuentro por poco ante una buena pareja. Como
nota negativa la actuación de una de las componentes del equipo ganador, que se
pasó todo el partido dando gritos desafortunados, sin que ninguno de los
mayores acompañantes frenara sus “aullidos”. Mal comienzo para tan jovencísima
engreída competidora emula de una élite de deportistas que utilizan estos
alaridos para amedrantar a sus rivales.
Diego no pudo jugar su encuentro de consolación por la enfermedad de su
compañero. Alejandra, perdió su encuentro, aceptó estoicamente el resultado
negativo, como buen camino de aprendizaje. Ambos, en muy corto espacio de
tiempo han mejorado muchísimo. Seguro que las prácticas deportivas les ayudarán
a ser mejores jóvenes.

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