20 .- ¡ BUENOS DÍAS, MARCELA ! ( III )
( EL CARNAVAL )
Y como no referirme a los que escriben cartas a los pensionistas y jubilados diciéndoles con bombo y platillo que les subieron mil míseras pesetas. O de los que sen encuentran en el otro bando, pues los extremos casi siempre se tocan, que montan un cirio por el estilo, para subirles otras setecientas u ochocientas pesetillas; olvidándose ambos, unos y otros, de lo que es un sueldo justo, merecido y digno para vivir en paz y tranquilidad esos años que no saben que tienen, porque nadie los sabe, después de haber gastado tantos año trabajando y de qué manera.
De los lobos disfrazados de Caperucita para ser más protagonistas y tener más fácil acceso a las revistas del corazón y a que se revaloricen sus exclusivas, que delobos no se iban a comer ni una rosca y ellos bien lo saben.
De aquellos que se visten de negrura al amanece y se acuestan cada noche entre sábanas negras también, con ribetes bordados, creyendo que todo está mal hecho. O de los que, por contra, se visten en todo momento de color rosa, que vale lo mismo que repetir el vestuario una mil veces para que todo vaya "superferolimiflauticamente" bien.
Dejando la seriedad, lo de ponerme tan trascendente, que creo que no me va, a un lado, y como creo que nadie quiere quedar al margen de este Carnaval, el Real Madrid, casi moribundo, se disfraza de culé y resucita en el Sardinero. El otro Madrid, el de los cochones, se desviste del tejido italiano y mejora. Mientras que el Barcelona se disfraza de merengue y recibe una estocada de los "ches", que hace unos se habían disfrazado de las Hermanitas de la Caridad y ayudaron a sus hermanos de Villarreal. Y es que el arte del balón, ese de pegarle pataditas a la pelota, si que tiene mucho de de batalla. Vamos, que la de Don Carnal y Doña Cuaresma se queda en mantillas.
¿Sabes qué te digo, Marcela, para terminar? Que yo prefiero a Mortadelo, porque tiene la utopía de lo imposible y también, porque, menos a Filemón, a nadie le hace daño.
¿Y sabes otra cosa?
Que yo, sí, aunque no te lo creas, una vez me disfracé de Ángel y hasta gané un premio, una copa y una botella de champagne; pero el traje me quedaba estrecho y las alas me pesaban demasiado. Por favor, esto no se lo cuentes a nadie.
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