martes, 17 de septiembre de 2024

VIVENCIAS DE UN AÑO MÍTICO, 1992

 
LUNES, DÍA 2 DE NOVIEMBRE

ENCONTRÉ A MAMÁ COMO SIEMPRE

                    Justo ha pasado un mes cuando he oído su voz resignada de nuevo. Sé que es un consuelo  el oírnos y la vida es tan absurda e ingrata que a veces hace que lo ilógico y sin sentido sea tomado como algo natural; pues van pasando los días y los días y no cumples ni siquiera con esta terapia tan sencilla.
Cuando te acuerdas de ello no tienes un teléfono a mano; cuando este te acompaña no caes en el detalle.
Vas dejándolo para mañana, y este mañana permanece fiel a sí mismo y casi siempre es mañana.
                    Me contó que nuestro cuñado Pepe, que para nosotros fue como un hermano mayor, el marido de nuestra querida y santa hermana, que seguro estoy que formó parte del coro de los santos elegidos por Dios, a los 26 años, que no veía con el ojo operada, porque tenía "cataratas"; que mi hermano mayor, Domingo estaba como siempre y que el otro hermano, Ángel, el buenazo de la casa, estaba de vacaciones después de la boda de su hija; que Marimel, la que fuera como una hermana pequeña para nosotros, pues junto a su hermano con tres y dos años, se vinieron a casa para vivir en la nuestra, al fallecimiento de su santa madre, y que fue a verla ayer. 
                    En esta ocasión también habló con otro de nuestros mellis, con Daniel.
                    Y yo me propuse y empecé a crearle otra ilusión, la de que el año que viene nos acompañarán los hijos  en nuestro viaje a Melilla y si Adela no se atreve, porque le tiene pánico a los aviones, que trataré de animar a su madres, a la Bisa, como le llamamos nosotros, que esta sí que es valiente y no la arrugan ni los dichos aeroplanos. Y hasta la oí como se reía. 
                    ¿Se puede una persona reír después de una vida como la suya? ¡Qué materia la suya! Indudablemente, en la Residencia está mejor que como en casa, estando sola; pero qué dura y cruel esta última etapa de su vida, sobre todo por su soledad.
                     Es la vida...

                                                  

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