293 .- LA LUNA DE LOS ALCORES ( II )
La Luna, plata redonda,
cuchillo de mal, presiente,
aires de malignos vientos
resbalan sobre sus sienes,
decires de finos talles
se clavan como alfileres
en su corazón celoso
de escarcha y de blanca nieve.
Por los Alcores del Viso,
resuenan cantos celestes,
con rimas de enamorados
y tiempos de versos breves.
El Alcor sigue prendado
de su Vega, la de siempre,
y sólo mira a la Luna,
sólo para entretenerse.
La
Luna rota de celos,
pregona su mala suerte,
oculta en preñadas nubes
de la bóveda celeste.
Y
en las noches alcoreñas,
cuando la Vega se duerme,
cuando los enamorados,
en sus amores, se pierden,
se escuchan por estos predios
tristes endechas de muerte,
cantos de una Luna herida,
lamentos de flaca suerte,
por un amor imposible,
sí, de esos que nunca mueren.
cuchillo de mal, presiente,
aires de malignos vientos
resbalan sobre sus sienes,
decires de finos talles
se clavan como alfileres
en su corazón celoso
de escarcha y de blanca nieve.
resuenan cantos celestes,
con rimas de enamorados
y tiempos de versos breves.
El Alcor sigue prendado
de su Vega, la de siempre,
y sólo mira a la Luna,
sólo para entretenerse.
pregona su mala suerte,
oculta en preñadas nubes
de la bóveda celeste.
cuando la Vega se duerme,
cuando los enamorados,
en sus amores, se pierden,
se escuchan por estos predios
tristes endechas de muerte,
cantos de una Luna herida,
lamentos de flaca suerte,
por un amor imposible,
sí, de esos que nunca mueren.
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