martes, 17 de septiembre de 2024

VERSOS LANZADOS AL AIRE

  304  .-  LO QUE SENTÍ CUANDO RECIBO SOÑANDO LA CARTA DE SANTA MARÍA DEL ALCOR A LOS VISUEÑOS


        En mis cuerdos desvaríos,
buscando sonoros versos,
entre mis sueños, hallé,
carta, venida de cielo.

        Reconocí yo, su origen,
por su sacro matasellos,
inmaculada paloma,
mensajera de altos vuelos,
colombina coronada,
áurea de albos destellos.
        La misiva, en mis manos,
despertó tibios recelos,
temores de pecador
se agruparon en mi pecho.
        La dicha y la desazón,
en mi corazón urdieron
latidos de ritmos locos,
en inaudito momento.
        Mis temblores se hermanaron,
como la vida y los sueños,
y lágrimas de cristal
que, entre mis miedos nacieron,
cubrieron cansados ojos,
con unos salinos velos,
que me impedían leer
aquel bello parlamento.
        Una letra firme y clara,
con trazos de amor eterno.
Un papel, leve soporte,
reciclado por los vientos,
blanco de pureza y cal,
con ribetes de azul cielo,
flotaba con levedad
sobre mis frágiles dedos.
        Sequé mis húmedos ojos,
con la mente fui leyendo.
Cada palabra leída,
como las aguas, los fuegos,
como los aires, las nubes,
se expandía por los cielos
de éste, mi querido Alcor,
buscando oídos despiertos,
queriendo entrar en las almas
de los fieles alcoreños.
        Altavoces de ecos dulces
lanzan a los cuatro vientos,
esencia de aquella carta,
encontrada entre mis sueños.

                                    El Viso del Alcor, 17 de Septiembre de 2024

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