299 .- CARTA DE SANTA MARÍA DEL ALCOR A LOS VISUEÑOS
De la nada han nacido
estos anónimos VERSOS que, agrupados en
seis anónimas CARTAS, anónimas
han de vivir, porque su autor así
lo quiere.
Son CARTAS que,
amando la libertad, no entienden de publicaciones, de libros, de editoriales, de gloria, de fama, ni de otras zarandajas literarias.
Buscadle, si os
parece bien, un modesto rincón en vuestros corazones. Leedlas despacio y
que, en este mundo de sobrados
egocentrismos, su lectura os sirva para desprenderos del EGO, de las VANIDADES, del ENGREIMIENTO y de otros
muchos cotidianos “adornos”, inservibles ropajes del estúpido género humano.
CARTA PRIMA
“Hoy, día para soñar,
con ojos y almas despiertos,
misiva de humilde Madre
dirijo yo a los visueños,
para que sepan, por siempre,
que en mi corazón los llevo,
que son granitos de sal
aquí, en los mares del cielo,
y, a la par, granos de azúcar,
que endulzan el firmamento,
premio de los bien nacidos
a orillas de un alcor viejo.
La gratitud heredada
del Hijo que llevé dentro,
sangre y carne de mi vientre,
de mi gran amor, su dueño,
me invita a manifestar
mi grande agradecimiento
a todos los moradores
de aqueste singular pueblo,
nacido sobre un alcor,
para estar cerca del cielo,
por haberme regalado,
entre canciones y rezos,
honor y bendita gloria
de ser, de todos, consuelo,
Patrona y Madre escogida,
Alcora, entre los visueños.
El vuelo breve de un año,
con impaciencia, yo espero,
para verme coronada,
Reina de los alcoreños.
Cuando las campanas canten
feliz acontecimiento,
las lágrimas derramadas,
los rezos de amor eterno,
los vítores y canciones,
me sabrán a dulces besos,
y en vuestra grata presencia,
yo diré a los cuatro vientos,
que aquí, me llamáis Alcora,
nombre que suena a requiebro,
que aquí, con gloria, me hicisteis
Patrona de los visueños,
que aquí, seré coronada
Virgen de los alcoreños.
Gracias sean derramadas
y sabed, que mucho os quiero.
María
(Por siempre, para vosotros, Alcora)”
con ojos y almas despiertos,
misiva de humilde Madre
dirijo yo a los visueños,
para que sepan, por siempre,
que en mi corazón los llevo,
que son granitos de sal
aquí, en los mares del cielo,
y, a la par, granos de azúcar,
que endulzan el firmamento,
premio de los bien nacidos
a orillas de un alcor viejo.
La gratitud heredada
del Hijo que llevé dentro,
sangre y carne de mi vientre,
de mi gran amor, su dueño,
me invita a manifestar
mi grande agradecimiento
a todos los moradores
de aqueste singular pueblo,
nacido sobre un alcor,
para estar cerca del cielo,
por haberme regalado,
entre canciones y rezos,
honor y bendita gloria
de ser, de todos, consuelo,
Patrona y Madre escogida,
Alcora, entre los visueños.
El vuelo breve de un año,
con impaciencia, yo espero,
para verme coronada,
Reina de los alcoreños.
Cuando las campanas canten
feliz acontecimiento,
las lágrimas derramadas,
los rezos de amor eterno,
los vítores y canciones,
me sabrán a dulces besos,
y en vuestra grata presencia,
yo diré a los cuatro vientos,
que aquí, me llamáis Alcora,
nombre que suena a requiebro,
que aquí, con gloria, me hicisteis
Patrona de los visueños,
que aquí, seré coronada
Virgen de los alcoreños.
Gracias sean derramadas
y sabed, que mucho os quiero.
María
(Por siempre, para vosotros, Alcora)”
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