LUNES, DÍA 14 DE SEPTIEMBRE
MAÑANA COMIENZA OTRO CURSO ESCOLAR, EL DE LOS TREINTA AÑOS DE SERVICIO
El año después de la Expo de Sevilla y de la Olimpiada de Barcelona, 1993, que se anuncía como poco halagüeño y que ya va cantando lo que puede ser desde este 92, nos llevará a cumplir el décimo trienio en el Magisterio. Treinta años que comienzan a ser demasiados en cualquier actividad, y no iba a ser menos en esta profesión nuestra, la de verse todos los días con los chicos, tratando de instruirlos y sobre todo formarlos, despertar en ellos una serie de valores, que en la sociedad actual, a veces resulta harto difícil el transmitirlos.
Mucho y muy deprisa, demasiado, ha cambiado todo desde que nos vimos por primera vez con un grupo de pequeños hasta ahora. Melilla, Ronda, Peralveche o Castejón de Henares, Tocina o El Viso del Alcor, confirman un capítulo de nuestras vidas de la que sólo se posee en el recuerdo su existir; y en alguna que otra muestra material de escasa o nula importancia.
Lo que venga detrás está por ver y lógicamente será un espacio más corto, que conduce inexorablemente a la jubilación, palabra que puede encerrar o hacer brotar nostalgias, añoranzas y en algunos momentos hasta insatisfacciones, si uno no está preparado par sobrellevarla.
Treinta años de servicio, casi nada.
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