229 .- EL APRENDIZ DE DIABLO
CAPÍTULO CUARTO
El rstro de aquella Virgen.
sin pedirlo él, le condona,
cada lagrima que cae,
va lavando su derrota,
sin saber el porqué de ello
a otro lugar le transporta,
que no es la Tierra, ni Infierno,
pero sí. que en él se goza.
Siéntase tras la columna,
su cabeza en ella apoya.
cierra sus pesados ojos
y una sonrisa le brota,
desapareciendo el rictus
que antes marcaba su boca.
El tiempo cree que no pasa,
los siglos son como las horas,
el no desea despertar
de esa apacible modorra.
Sueña con un Niño débil
que a todo el mundo perdona.
Sueña que cuando este crece
el amor sólo pregona.
Sueña que por liberarnos
con espinan lo coronan
y sueña con una Madre
que al pie de una cruz le llora.
vuelven de nuevo las sombras.
se gira con impaciencia
y descubre allí a la moza.
que con su cabeza baja
continúa con su ora que ora.
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