246 .- EL INVENTO DE LAS MAREAS
CAPÍTULO PRIMERO
Cuentan los que mucho saben
de las cosas de la Tierra
que hace unos millones de años,
recién nacido el planeta,
del mar, sus aguas saladas
permanecían siempre quietas,
estando bien tranquilitas,
en las playas, las arenas.
El mar que tiene de todo,
convertido en gran pecera,
sube y baja con gracejo
formando olas placenteras,
tan sólo por el divertirse,
sin molestar a la tierra,
a la que mucho agradece
en su fondo bien tenerla,
para dormirse en su lecho
y poder soñar con ella,
La Tierra, bien educada,
atrás tampoco se queda,
devolviendo gratitudes
y las mejores lindezas,
sabe que en noches de agosto
cuando el sol mucho calienta,
a llegar la anchecida
con suave soplo refresca.
Todo andaba en armonía,
la paz era verdadera,
hasta que con sutil saña
entró de pronto en escena,
con su aparente inocencia,
una perversa sirena,
clara y evidente excepción
que corfirmaba la regla.
Dóride, como su madre,
es el nombre que ella lleva
y del conjunto de ninfas
es sin duda, la más bella,
por ello, Nereo, su padre,
la consagró como reina,
siendo para el dios Océano
preferida entre sus nietas.
Costa Ballena, 25 de Julio de 2024
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