Los zapatos iban contentos
en los pies de Don Fulano,
hombre elegante y bien pulcro,
que lúcelos muy galano,
mas al bajar de la acera
para cruzar a otra acera,
no viera con sus guedejas
presencia de enorme charco,
que en un despreciable bache
agua sucia ha almacenado.
Don Fulano mete el pie,
manchando el primo zapato,
pero lo peor le deviene
al intentar evitarlo;
pues pierde el equilibrio
y mete el otro calzado,
quedando los subsodichos
como para no mirarlos,
con el notable pesar
de ser recién estrenados,
que en la primera impresión
quedaron bien maltrechados.
el caballeo nombrado,
que con pasitos muy cortos
sale del maldito charco,
que con este proceder
aumenta el desaguisado;
pues además de bien sucios
por dentro están empapados.
Al llegar a la otra acera,
con andar disimulado,
que de nada le sirviera,
porque más parecen barcos
aquellos tristes patucos,
después de tomarse el baño.
Con gran calma se detiene
y con pañuelo bordado
con gran "D" en letras góticas,
e igual "EFE", de Fulano,
que del más alto bolsillo,
de su terno, hubo sacado,
limpia las primeras máculas,
que aquel barro había dejado,
iniciándose al momento
entre partes del zapato,
mientras Don Fulano limpia,
el recuento de los daños.
El Viso del Alcor, 25 de Abril de 2024
No hay comentarios:
Publicar un comentario