¡BUEN VIAJE Y... HASTA NUNCA!
El Año Viejo se fue
como hoja que lleva el viento,
llevándose en su mochila
estampas y cromos viejos,
saboreados con prisas
entre disfrutes y miedos,
dejándonos los aromas,
perdidos en loco tiempo,
en brevedades vividas´,
de enmadejados recuerdos.
Vestido con ricas galas
y con achaques de viejo,
sorbió sus últimas horas,
se tragó su último aliento
y, entre sones de campanas,
con andares bien ligeros,
lanzó profundo suspiro
y nos dio un adiós eterno,
con fecha de caducidad
anunciada hace algún tiempo.
Cicatero fuiste, amigo,
mientras fuiste compañero
y al momento de marcharte,
de iniciar póstumo vuelo,
poco nos dejaste escrito
en tu postrer testamento,
pleno de crecidas dudas,
de incontrolados deseos,
de desconocidos pasos
y de caminos inciertos.
¡Buen viaje, hermano querido!
y... ¡Hasta nunca, majadero!
Me robaste, en un descuido,
un álbum lleno de sueños,
en los que, feliz, guardaba
mis más cercanos anhelos
y las páginas escritas
al pairo de un año entero.
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