CURIOSO ENCUENTRO ENTRE EL QUE SE VA Y EL QUE VINO
Os mirasteis a la cara,
en un segundo certero,
él, agachó su cabeza,
tú, iniciaste el vuelo,
él, con marcadas arrugas,
tú, estrenando nuevo cuerpo,
él, suspiro, tú, esperanza,
y los dos, hijos del tiempo.
El Año Viejo, con pena,
entregó ya su relevo
y cabizbajo camina
hacia un más allá eterno,
para perderse, por siempre,
en un libro blanco y negro,
ilustrado torpemente
con memorias y recuerdos.
El Año Nuevo, gozoso,
celebra su nacimiento,
envalentonado cuenta
sus esperanzas, sus sueños
y como chiquillo, juega
con los días venideros,
ajeno a los avatares
que el destino, traicionero,
grabó en su flamante piel,
sin él, llegar a saberlo.
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