martes, 5 de diciembre de 2023

VIVENCIAS DE UN AÑO MÍTICO, 1992


JUEVES, DÍA 5 DE MARZO

                                     LAS COSAS DE RAFAEL Y SERÁ SIMPLE EL OTRO 

                    Lloriquea y se lamenta como él solo. Hay que ver el palo que me han dado, estoy notándolo en la publicidad de la revista, en donde algunos de los fuertes me han dejado colgado, y otros muchos lamentos. Luego, el mismo confiesa, que tiene más anunciantes que nunca; porque ello no depende de lo que diga tal o cual señor, por muy arriba que se encuentre, sino por el grado de "pesadez" que se emplee con sus clientes, y a eso no hay quien le gane. Y con su habilidad característica para sus cosas, entiéndase negocios, como "buen andorrano", que quiere decir más o menos, "catalán", para estos, en la última de su revista le da cancha al señor Gómez, poniéndolo incluso en portada, y además le tira de la lengua y el otro pica en el anzuelo y dice simplezas tan grandes como que yo hubiera sido alcalde de este pueblo si se hubiera roto el pacto de la Alcaldía de Sevilla. Ni Pepe habría hecho eso, ni tampoco lo hubiera podido hacer. 

                    Gracias, de todas formas por elevarme a las alturas; pero con su afirmación sólo se demuestra su desconocimiento real de las cuestiones políticas; así como el de montarse en el carro de las excusas; como esa otra de que obedecía con fe ciega a su partido y tal fidelidad me maravilla. Pues no entiendo su asimilación inmediata y en espacio tan corto, de una ideología y de un sentido tan rotundo de servicio al mismo. Seguro que detrás de todo esto estaría: el dejarse llevar por los elogios recibidos, el creer que así dejaría de ser un mediocre y el huir durante un cierto tiempo de una ventanilla, la misma tentación de ser importante, y alguna que otra promesa incumplida. 
                    Y habla, además, en presente, cuando yo, no ya Rafael, prefiero  hacerlo del pasado. No, señor Teniente Alcalde, no nos unía una sincera amistad y es mejor decirlo así. yo soy todavía de los que puedo perdonar y perdono; pero no quiero olvidar en este caso su puñalada trapera. Razones tuvo que tener, pero yo también las tengo para no olvidar, y eso, que aunque usted no lo crea, que me hizo un enorme favor, al devolverme a mi trabajo, a mi vocación, que no era la política, y tener mi conciencia bien tranquila de mi servicio a este pueblo que me acogió como uno más de los suyos.     

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