LUNES, DÍA 16 DE MARZO
EL SILENCIO DE LOS MUERTOS
No entiendo por qué la gente tiene miedo a estar en el Cementerio, cuando sus moradores son seres de paz ya. Acaso no será porque nuestra conciencia no está demasiado tranquila, en general, con ellos y despierta en nosotros el temor de que nos puedan pedir alguna cuentecilla pendiente que otra. El silencio de estos campos santos sólo se ve alterado por aquellos que no temen: pr el aire, por los pájaros, por el crecer de las plantas... Y al final, qué solos se quedan con los muertos. Miedo, lo que se dice miedo, sólo hay que tener es a los vivos, a los de cada día.
Ayer, con el silencio también de lo anónimo, después de acompañar en el dolor por la muerte de su madre a un funcionario del Ayuntamiento, dejamos unos ramos de flores a los restos de dos hombres que se nos fueron hace muy poco; José María de los Santos y Rafael Falcón, a los dos se les rompió el corazón. Cada cual, desde sus virtudes y limitaciones, defendió el andalucismo. los don se nos fueron de sorpresa y con demasiada prisa. Eran dos ramos de flores que unas mujeres, el día anterior, habían entregado al hermano de José María, a nuestro Diego, y a Reyes, la mujer de Rafael.
Pronto estos se marchitarán, como clara evidencia de nuestro efímero paso por este recorrido de la vida; pero su recuerdo, aunque sólo sea e unos instantes, y sin bombo ni platillos, permanecerá hasta que nos reunamos todos.
Descansad en paze y si es posible, enviadnos algo de ella, que falta le hace a este mundo loco
que nos ha tocado compartir.
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