UN 15 DE ABRIL DE CUALQUIER AÑO ( II )
El salón está repleto
de
multitud variopinta,
escogidos
visitantes,
convidados,
gente amiga,
frente a ellos, silencioso,
el escenario respira,
transpira grande negrura
y brisa de bienvenida.
frente a ellos, silencioso,
el escenario respira,
transpira grande negrura
y brisa de bienvenida.
Un
atril abandonado
recibe tenues caricias,
sobre su piel de madera
las palabras se deslizan,
y una voz grave y segura
da la orden de partida
a la palabra soñada,
a la palabra querida,
que juega a entretenernos
con seguridad, sin prisa,
con arte de joven prosa,
con aires de maestría.
recibe tenues caricias,
sobre su piel de madera
las palabras se deslizan,
y una voz grave y segura
da la orden de partida
a la palabra soñada,
a la palabra querida,
que juega a entretenernos
con seguridad, sin prisa,
con arte de joven prosa,
con aires de maestría.
Dos voces de terciopelo,
en la mesa de camilla,
cantan y cuentan despacio
historias, cosas sencillas,
envueltas en celofanes
de sincera poesía.
Las voces juegan gozosas,
con las palabras escritas,
regalándoles, al tiempo,
instantes de hermosa vida,
de plenitudes soñadas,
de gloria y sagrada dicha.
en la mesa de camilla,
cantan y cuentan despacio
historias, cosas sencillas,
envueltas en celofanes
de sincera poesía.
Las voces juegan gozosas,
con las palabras escritas,
regalándoles, al tiempo,
instantes de hermosa vida,
de plenitudes soñadas,
de gloria y sagrada dicha.
perdida
en la oscura esquina,
aflora una grave voz
como jara malherida
susurrando emocionada
cantares de Andalucía
que, al volar por el salón,
como palomas furtivas,
despiertan en los presentes
amores, gozos y dichas,
suspiros, gratos recuerdos,
regalos que no se olvidan.
aflora una grave voz
como jara malherida
susurrando emocionada
cantares de Andalucía
que, al volar por el salón,
como palomas furtivas,
despiertan en los presentes
amores, gozos y dichas,
suspiros, gratos recuerdos,
regalos que no se olvidan.
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