RETAZOS DE UN AÑO, 1989, DÍA A DÍA

Lunes, día 25 de Diciembre 

                        MAL DÍA PARA CUMPLIR CON UN COMPROMISO DE AMIGO Y EL APERITIVO EN SU CASA, SE JUNTÓ CON LA CENA DEL DÍA DE NAVIDAD. ¡QUÉ MONSTRUOSIDAD!

                    Por tercer año consecutivo, Juan Belloso nos ha invitado a tomar unas copas en su casa de la calle Albaicín, el día 25 y si la primera ocasión, por novedoso, no supuso quebranto alguno, en esta no hemos sido pocos los que haciendo acto de presencia, pronto nos hemos excusado, porque teníamos previsto las lógicas comidas familiares. ¿Y esta invitación por qué? Por no encontrarse, por su parte, solo;

por rememorar recuerdos de juventud, por romper con un trabajo agobiante, por reencontrarse con amigos...; por lo que sea, digo yo, que sus razones tendrá. De todas formas, gracias, y si sigues en tu empeño, apreciado Juan, por favor, busca otro día.

                    Y el aperitivo que comenzó en casa de Juan Belloso se continuó en lo que se refiere al beber y comer, cuando llegamos a casa del hermano de Adela, Antonio Blasco. Pasando posteriormente a la comida familiar, que en esta ocasión recayó en su hogar; y tras esta, sin espacio de tiempo apenas y para nada diferente, incluso sin levantarnos siquiera de la mesa, pasamos a la merienda y algo más tarde, teniendo como fondo una larga e ininterrumpida conversación, amena  también como siempre, vinimos a desembocar en la cena.

                    Todo fue quitar y poner de nuevo la mesa, una y otra vez, cambia cubertería y vajillas y pasar de los diferentes vinos al café, el champagne, la cerveza, los güisquis, otra vez los vinos, y de nuevo el café, sin olvidarnos de los variados dulces propios de estas fiestas navideñas hasta que la noche bien avanzada se nos echaba encima. En un ambiente de humos de tabaco rubio y envueltos en esa conversación a veces realizada a base de casi gritos e intentando en ocasiones hablar todos al mismo tiempo. Llegando un momento en que se bebe por beber y se come por comer; por todo esto, no es de extrañar que luego o al día siguiente por la mañana venga la resaca como consecuencia de tanta hartura de comida o los dolores de cabeza por la mezcla de bebidas alcohólicas.