SONETO DÉCIMO (RENACER)
En el despertar de los viejos sueños
encontré
resucitar olvidado,
paraíso
del ser ilusionado,
donde
el hacer crece sin dueños.
Y rompí lo mundano y lo sagrado,
destruí
rescoldos de ajados ensueños
para
crear haceres halagüeños
que
me alojasen en edén ansiado.
Tiempo, ábaco de las horas vividas,
celoso
vigilante del placer,
¿Por
qué, brutal, reabres mis heridas?
Tiempo, inventor del albo amanecer,
taxímetro
del latir de las vidas,
¡Deja
mi vida y mis sueños crecer!
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