CELEBRACIÓN
Capítulo sexto
El conjunto integrado por jóvenes de la localidad, cumplió con su cometido, haciendo bailar a los novios y a la mayoría de los invitados. Momento culmen de la noche, cuando Diego, el cantante más desafinado de los alcores, Clemente, el arquitectónico y Antonio, el torerazo de la Puebla, formando un singular trío, se hicieron dueños de los micrófonos, para cargarse a la señora música. Reímos con ganas y con sus simpáticas “cosas de siempre”.
Llegado fue, como tenía que ser a nuestro pesar, un momento de la noche en que los primeros invitados, por particulares y personales razones, tenían que abandonar la fiesta. Hubiéramos querido un final común. Todos a una, al sonar de campanas o de cualquier otro instrumento, haber cerrado la noche, con un “the end” definitivo.
La marcha escalonada se convirtió en un grato rosario de despedidas, de abrazos y besos y de intercambio de gratitudes. Los que nos manteníamos con fuerzas y ganas de continuar, seguimos abusando de todo lo bueno que nos quedaba. Llegó la recena. Los montaditos de filetes y de pequeñas hamburguesas fueron recibidos con desigual interés. Los saciados de comidas y bebidas pasaron de ellos, pero todavía quedaba personal, ejemplares únicos, para zamparse uno o más de estos mini-bocatas.
Y cuando más ansiábamos continuidad, más rápida avanzaba la noche con sus mensajes de fin de la Fiesta, por muy mayor y grande que esta fuera.
manifiesta maestría los momentos, que fueron muchos, más brillantes, con la buena máquina del matasanos de la familia, del especial FESTEJO.
No hay comentarios:
Publicar un comentario