Domingo, 17 de marzo de 2019.
A 63 días de las BODAS DE ORO
En el amplísimo e informal catálogo de las DUDAS, las encontramos de todas las clases y de todos los tamaños. Las hay existenciales, elevadas y profundas. Sirvan de ejemplos las DUDAS de la mayoría de los humanos en el más allá, en lo que nos aguarda después de la inevitable muerte, o en el creador de este maravilloso universo, en su origen, en su finita o infinita existencia. Las hay justificadas y razonables, caminando junto a otras DUDAS absurdas e irracionales. Hay DUDAS en el amor que, con demasiada frecuencia, son la antesala de los nefastos celos y propician, en muchas ocasiones, la destrucción de los más grandes amores. Hay irreparables DUDAS deportivas que ocasionan inesperadas derrotas (Pregunten a los seguidores del Real Madrid sobre su aciaga temporada) Hay DUDAS nimias e infantiles, como DUDAR del día o de la noche, de la grandeza e importancia del regalo de la vida, de los necesarios animales, de la belleza de las plantas, etc. Hay DUDAS destructoras y DUDAS benditas, convertidas en insustituible carburante del imparable progreso humano.
Por todo lo anterior y por otras muchas razones, aprendamos a convivir con las DUDAS, ejercitémonos en dominarlas y en sacar el mayor provecho de su obligada compañía.
Y, para terminar, DUDANDO de su oportunidad o no, me atrevo a regalarles unos pocos versos sobre...
LAS DUDAS
El hombre inventó la DUDA,
en los albores del tiempo,
para encontrar la verdad,
motor de sabio progreso,
y se puso a practicar,
con entusiasmo y empeño,
DUDAS de todas las clases,
buscando algo verdadero.
Con el paso de los días,
las DUDAS fueron creciendo
en las mentes de los hombres,
en sus torpes pensamientos,
adueñándose muy pronto
de sus almas de sus cuerpos,
dejando cuerpos y almas
sumidos en desconciertos.
Las DUDAS viven contentas,
armando grandes revuelos,
entre los que mucho saben,
entre los que saben menos,
y se sienten satisfechas
de sus legiones de adeptos,
que no DUDAN en dudar,
en mundo bastante incierto,
de los bueno, de lo malo,
de lo grande y lo pequeño.
Y a pesar de nuestras DUDAS,
y que sirva de consuelo,
será bueno enumerar,
con estos sencillos versos,
a los hombres atrapados
en las DUDAS del barquero,
empeñado en navegar
en mil frágiles veleros,
sin saber si llegará
a atracar en feliz puerto.
DUDA el pobre, en su miseria,
despreciando a ser supremo.
DUDA el rico, en su riqueza,
mirando el sucio dinero.
DUDA el grande en su poder,
DUDAN los humanos fieros.
El creyente busca Dios,
lo pone en DUDA el ateo.
DUDA el Papa, DUDA el Rey,
los bonitos y los feos.
Nadie puede liberarse,
en un mundo tan enfermo,
de sanas incertidumbres,
de indecisiones llenos,
de nuestra amiga la DUDA,
para lo malo y lo bueno,
compañera de los hombres,
gran dama del universo.
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