Sábado, día 21 de octubre
OTRA BODA MULTITUDINARIA Y CON “CHOCAURA” COMO LAS DE ANTES
Se
casó la hija de uno de los funcionarios municipales y había que hacer acto de
presencia y la verdad es que lo tenían todo bien organizado, sobre todo en lo
que se refiere a esa costumbre tan normal en esta localidad de su fase última;
no ya refiriéndome a lo del trozo de tarda servida en servilleta de papel que
ya comenté en otra ocasión y que aquí estaba muy atado, pues los cuñados y las
cuñadas de ambos se repartieron la tarea con celeridad y hasta con cierto
primor y eso que había dos de varios pisos; sino a ese otro hábito de la
conocida “chocaura”, que consiste en entregar a la salida del refrigerio a la
pareja, ahora un sobrecito que contiene el regalo en metálico y que antaño se
entregaba sin envoltura al chocar la mano al novio o a la novia, de ahí su
nombre, según fuese invitado por uno u otra.
Tardamos
en la salida en recorrer el pasillo que dejaban los asistentes, mesas y sillas
como embudo preparado para tal fin y que nadie pudiera encontrar salida sin
darse de cara, cerca de un cuarto de hora, casi más tiempo que el que estuvimos
en el aperitivo. Los nuevos recién casados recogían la “chocaura” a cambio del
estrechón de manos y el par de besos a la novia y el abrazo al novio; mientras
una de las cuñadas recogía los sobres y los introducía en el gran bolso negro
que cada vez desfiguraba más su forma; éramos más de quinientos invitados y
salvo pocos, todos pagan su invitación así; otra de las cuñadas repartía los puros, que había que estar en
todos los frentes, sin que se escapara el más mínimo detalle.
Seguro
que no faltarían sorpresas en dichos sobres, que en los tiempos en que vivimos
no serían como las de hace tiempo, con anécdotas tales como la de introducir en
ellos recortes de periódicos de tamaño de los billetes en uso, o botones,
cuando las monedas o la calderilla eran todavía cosas importantes…
Sin
más comentarios.
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