Mi amiga, Doña Semana,
tiene siete churumbeles,
caminan uno tras otro,
en orden, caminan siempre,
y el día que, Dios no quiera y,
su buen caminar alteren,
mi amiga, Doña Semana,
de pena grande, se muere.
El Lunes, madrugador,
cabizbajo y triste viene,
recibe mil y una quejas,
quejitas que no merece,
por ser galán primogénito,
el primero de la serie.
El Martes, nació después,
dicen que no tiene suerte,
ni se casa, ni se embarca,
ni le gusta el señor Trece,
vive el pobre acomplejado,
con tantas estupideces.
Miércoles, hijo tercero,
despierta llorando siempre,
a gresca con los demás,
no hay maestro que lo arregle,
el no pone de su arte,
entre sollozos, se duerme.
Jueves, el más centrado,
a ninguno se parece,
ni al principio, ni al final,
en medio tiene su sede,
como las buenas virtudes,
todos lo aprecian, lo quieren.
Viernes, inquieto y feliz,
es el quinto de la serie,
nunca se queja de nada,
se conforma con su suerte,
es víspera celebrada
de su hermano Sabadete.
Sábado, quiso ser último,
entre tantos churumbeles,
pero un festivo domingo,
le ha robado los laureles,
con ello ha de comformarse,
aunque a veces, a él, le duele.
Es Domingo, el pequeñín,
el benjamín de los siete,
vive abriéndoles las puertas
a Lunes, que le precede,
es revoltoso y festivo
y no sabe lo que quiere.
Mi amiga, Doña Semana,
cría siete churumbeles,
Domingo, Lunes y Martes,
Miércoles, Jueves y Viernes
y..., siempre se me olvida uno,
el Sábado, el más alegre.
El Viso del Alcor, 1 de junio de 2023
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