viernes, 26 de mayo de 2023

UN AÑO ANTES DE LAS BODAS DE ORO

 Sábado, 9 de marzo de 2019.

 A 71 días de las BODAS DE ORO 

                    A LA FAMILIA 

 

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     Define el diccionario el término FAMILIA como el grupo de personas emparentadas entre sí, que generalmente viven juntas. Igualmente se considera Familia, el conjunto de ascendiente y descendientes, colaterales y afines de un linaje. 

     El vocablo FAMILIA es rico y abundante en encuentros y desencuentros. Lo encontramos en muchas ramas de saber y de la vida. Hay Familias biológicas, zoológicas, geológicas, químicas, etc. Y lo desencontramos en las muchas ventoleras del llamado progreso progresista. 

     Los humanos, en nuestras periódicas relaciones con otras personas, buscamos a aquellas que gozan de buen crédito y estimación social. Dicho de forma clara, que sean de “buena Familia”. Convirtiéndonos, sin proponérnoslo, en perversos clasificadores de los humanos en buenos y malos, en aceptables o desechables, lo que supone penetrar en la antesala de actitudes y comportamientos detestables y peligrosos. Los hombres, en muchos momentos de nuestra vida, gozamos de lo “hecho en Familia”, en la intimidad. Y de aquello que uno tiene muy por sabido y en lo que somos expertos, decimos que nos es “muy Familiar”. Y cuando lo desconocido nos domina y el fracaso se adueña de nuestros actos, recurrimos al justificante de “no nos  resulta Familiar”, antídoto de nuestra ignorancia, ineptitud y rechazo. Lo Familiar en el trato, es sinónimo de llaneza, sin ceremonia, con estilo natural, sencillo y corriente. 

     Hoy que todo se estudia, se analiza, se critica, se cuestiona, se bendice y se maldice, se aprueba o se rechaza, el término y el concepto tradicional de FAMILIA no se libra de lo anterior. Sufre el acoso y derribo de los inventores modernos de nuevas fórmulas de relaciones de los humanos; mientras los defensores de la clásica FAMILIA de siempre, ven con sorpresa, no exenta de indignación y desorientación, el resquebrajamiento de una antiquísima institución considerada sagrada, intocable e inmutable. 

     En la actualidad, cambiar, renovar y progresar, es asumido, como necesario, por las mayorías; aún a costa de rasgar, romper o destruir lo que parecía eterno, la FAMILIA de antes. La FAMILIA de hoy, como casi todo lo actual, sufre los acelerones cambiantes, promovidos por el imparable progreso e impuesto por los aires que nos regalan la sociedad y los medios de comunicación, en especial, la televisión, convertida, a espaldas y al frente de unos muchos, en un cualificado e influyente miembro más de la nueva FAMILIA, la que nos viene ahora, encima, por orden y gracia de los “iluminados” de la era moderna. 

      De nada servirá que, los que creemos en la FAMILIA de hoy, de ayer, de mañana y de siempre, iniciemos una cruzada de defensa de lo que, por sí, no necesita ser defendida. De nada servirá que, los renovadores e inventores de sucedáneos de la FAMILIA, traten de convencer al respetable, con sus modernas pócimas o fórmulas de novedosas convivencias. Al final, como ocurre y ha ocurrido siempre, lo tradicional se renovará y se hará actual; y lo innovado e innovador, envejecerá y terminará como algo clásico y tradicional, hasta nueva orden o concierto. 

       Para hacer más entretenido este monólogo, sin olvidar, la modesta invitación a la meditación del lector, me despacho con una breve enumeración de citas sobre la FAMILIA y sus componentes: 

  -Jamás en la vida encontraréis ternura mejor, más profunda, más desinteresada y verdadera que la de una madre. 

  -Un buen padre siempre tiene algo de madre. 

  -En cuestión de árboles genealógicos, es mejor andarse por las ramas, sin olvidar las raíces. 

  -Cuando el menor de los hijos ya ha aprendido a no revolver la casa, llega el mayor de los nietos a dejarla como un asco, con el consentimiento de los abuelos. 

  -Antes de casarnos, tenemos muchas teorías para educar a los hijos. Después, tenemos muchos hijos y ninguna teoría. 

  -Unos buenos padres valen por cien maestros. 

  -Los padres deberíamos darnos cuenta, bien pronto, de cuando aburrimos a los hijos. 

  -Los hijos de pequeño aman a sus padres. Cuando crecen, lo juzgan y, algunas veces, hasta los perdonan. 

  -La mayor de las fortunas es la felicidad FAMILIAR. 

     Dichosos los que tienen las ideas claras sobre la FAMILIA tradicional, actual o futura; con sus cargas de bendiciones o de desgracias; con sus caminos de rosas y espinas; con sus tiempos de alegrías o de llantos; con sus aventuras de tempestades o de calmas; con sus historias de éxitos y de fracasos y con sus entrañas de vida y de muerte. 

    Bendiciones y desgracias, rosas y espinas, alegrías y llantos, tempestades y calmas, éxitos y fracasos, vida y muerte. Retahíla de convicciones que, como savia o sangre, recorren los adentros de la FAMILIA, engrandeciéndola y elevándola a la categoría de lo sencillamente IMPORTANTE Y NECESARIO. 

     Los que quieran vendernos algo mejor y diferente de la FAMILIA, ¡Haya ellos, con sus cuentas y sus ventas! Yo, desde esta modesta tribuna y en mi papel de aprendiz de escribano, me declaro públicamente defensor de la FAMILIA, de lo FAMILIAR y de todo aquello que huela y sepa a HOMBRE y a BUENA GENTE. 

 

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