Lunes, día 31 de julio
PREPARANDO
LA HUIDA TEMPORAL
No creo que sea absoluta necesidad
ni tampoco cobardía, o si se quiere, algunas dosis de ambas. Un año se hace
largo cuando no sólo la rutina, sino los continuos problemas te van agobiando y
antes de echar a correr decides emprender la huida temporal, lo mismo de que
antes de que los problemas te desborden recurres a aplazarlos o ponerlos sobre
las espaldas de otros que también están en el mismo barco.
Lo que entiendan los demás es otra
cuestión; no faltarán los que comprendan todo esto ni los que te lo critiquen o
te lo alaben, ni los indiferentes, ni siquiera los que por despecho hasta se
enfaden del disfrute de esta posibilidad estival; sin embargo, y en esto me da
igual, no me preocupa esta cuestión en absoluto. Pienso sencillamente que me
hace falta este cambio y me gustaría que todo el mundo pudiera hacerlo.
Claro que, tan disparatado es
pretender que por propia voluntad esos que veranean todo el año y de qué manera
dejen de hacerlo, como que los “parados” vayan un mes a descansar cuando su
irónico y desgraciado panorama es el de un obligado y desesperado “descanso” y
de qué manera también.
Y es que la tarta está tan mal
repartida, que no es justo hablar de
necesidad, ni de cobardía.

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