Cuando juego a ser poeta,
omnipotente me siento,
puedo silenciar las voces,
hacer hablar al silencio,
nada y nadie se resiste
al dominio de mis versos.
Puedo dilapidar el sol,
puedo ser agua y fuego,
sin que la vida se acabe,
sin que lo note mi cuerpo.
Cuando quiero, soy gaviota,
pluma de ave, brisa o viento,
gota de agua sublevada,
oleaje en mar adentro.
Visito cuando me place,
los cielos y los infiernos,
puedo charlas con los ángeles,
con Satanás, me divierto.
Las palabras me obedecen,
mercadeo sentimientos,
deserto de la verdad,
de la mentira, soy dueño,
sin que mi conciencia sufra
dolor y remordimiento.
Soy alocado visionario,
como el Quijote, muy cuerdo,
invento mil utopías,
me alimento con los sueños,
consigo arreglar el mundo
con sencillos argumentos.
Puedo nacer y morir
y renacer al momento,
puedo alcanzar lo imposible
sin hacer ningún esfuerzo,
abrir las puertas del campo
y las ventanas del cielo.
Cuando juego a ser poeta,
como ave, vuela mi tiempo,
mi universo se agiganta,
en la nada me sumerjo,
para buscar libertad,
para parir nuevos versos.

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