domingo, 19 de marzo de 2023

RETAZOS DE UN AÑO, 1989, DÍA A DÍA

Domingo, día 9 de julio

                                        LAS CABRAS MUERTAS

            Me tuvo el día de mala uva. Sin duda estas situaciones son de los tributos más ingratos que se tienen que pagar por el cargo y más aún en los pueblos pequeños o medianos como este, donde no existe ninguna clase de criba para que la gente llegue a ti.   

            En la víspera no habíamos acostado tarde por la boda de la hija de un buen compañero y amigo, ingiriendo bebidas más que variadas y en abundancia, por lo que el despertar lógicamente tenía que retrasarse, máxime cuando el festivo también te lo permite.

              Pues bien, a horas nada adecuadas se presenta un buen señor, de los que se creen con derecho a esto y a más, en nuestro hogar para denunciar el caso de unas cabras muertas. Cuando uno de mis hijos se levanta para indicarle que estoy durmiendo y le explica los motivos, el buen hombre sigue sin entender nada acerca del derecho de los demás y sólo se mueve en torno a los suyos, no sé en razón de qué; pues luego supe que la policía, a la que llamé inmediatamente por teléfono, ya había tomado medidas en el asunto y todo estaba solucionado.

            Y es que hay cada buen señor con tan pocas luces que sin querer te hacen exclamar a veces “¡Vaya pejiguera”! o aquella otra de “¡Qué pocos asuntos!”.

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