Martes, día 4 de julio
PASEOS
Y MÁS PASEOS, LEJANÍAS...
En el reparto de los poderosos, qué
difícil lo tienen los que están en la otra acera. Si apartamos a los que van
navegando en el mismo barco, ya que
estos reciben ayudas hasta sin solicitarlas; los que navegamos sobre balsas o
nadando sujeto al incómodo salvavidas, cuando nos vemos en apuro, envueltos en
las olas de las injusticias manifiestas, que mal lo pasamos.
Y te ves obligado a navegar encima
por mares de pasillos desconocidos, a arribar a puertos de despachos que hasta
resulta heroico encontrar sus puertas, a contar historias repetidas una y
cientos de veces, a pedir lo que en justicia te corresponde y a un peregrinaje
a las ermitas del poder para en definitiva y como mérito a tu pesadez,
conseguir migajas, miserias, sólo miserias.
Por todo ello me pregunto, ¿qué les
ocurrirá a aquellos que no puedan pasear porque su acera está demasiado lejana
de la capitalidad y encima sean de los ignorados de los poderosos?
Si mal lo tenemos nosotros, peor lo
tendrán ellos y entre todos, que mal lo tiene la democracia con dirigentes que
actúan así. Por eso, tengo que gritar a los vientos aquello de “pobres de los
que no tengan el padrinaje de los poderosos y no se “paseen”.

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