Sábado, día 3 de junio
PRIMERA COMUNIÓN, CASI COMO LAS DE ANTES
Sólo nueve criaturas y vestidos de calle en
una iglesia de barrio, sin grandes lujos y con cuadros antiguos en sus paredes
encaladas, un sacerdote misionero ayudado por una monja seglar, que habla a los
pequeños como un amigo grande y que les lanza su invitación, con poca
convicción, ya que los tiempos no están para ello, a que le sigan, recordando
incluso a los mártires de Uganda, primeros reconocidos del continente africano por la Iglesia.
Sólo la familia,
la abuela, los tíos y primos. Las fotos en el Parque de María Luisa, entre las
gentes y las palomas; el refresco gratificantes antes de comer en el mismo
parque y lo más importante, el protagonista el pequeño Antonio Carlos.
En la casa comida
fría y los mismos personajes y el mismo ambiente.
Sólo faltó una
cosa, el chocolate con los amigos íntimos. Claro que habría que preguntarse si
en los tiempos en que les ha tocado vivir, donde esta intimidad se hacía en el
mismo colegio y en la calle, no se encuentra ahora en estos lugares.
Un retroceso a
tiempo podría recuperar una mayor religiosidad del acto y aquí si que la
Iglesia tiene mucho que decir y hacer.
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