294.- ROMANCE DEL JOVEN PESCADOR Y DE LA BELLA SIRENA
De pesca va el marinero,
a pescar, como otro día,
lleva su anzuelo de plata,
el único que tenía,
para robarle a la mar
su más grande maravilla,
una preciosa sirena
que, en sus aguas, se escondía.
El marinera y su barca,
sobre la mar, se mecían,
bailando sobre las olas,
el baile de un nuevo día.
El joven deja su barca
que navegue a la deriva,
no sabe donde encontrar
a aquella sirena niña,
que lo tiene trastornado,
desde que la vio aquel día.
Las olas juegan al corro,
cantando monotonías,
hacen de suaves palmeros,
los remos de la barquilla.
El sol enciende en la mar
millares de lucecitas,
que parpadean jocosas,
¡luminosa melodía!
El marinero se inquieta,
la impaciencia lo domina,,
de tanto mirar al mar,
se está cansando su vista,
apareciendo en sus ojos
una ligera neblina,
tejidas con el caminar
de unas lágrimas furtivas.
Canta el pobre marinero
endechas de ricas rimas,
que conmueven a las olas
ya su barquilla sumisa,.
Un chasquido imperceptible,
salpicar de gotas finas,
en un punto de la mar,
se acaba la pesadilla,
al joven marinerito
los ojos se le iluminan,
presiente que no muy lejos,
se encuentra la sirenita.
En un punto indefinido,
ya que el mar no tiene esquinas,
amanecen los cabellos,
guirnalda dorada y fina,
dosel de extrema belleza
que un rostro hermoso cubría.
Una carita de ensueño,
un sonrojo en sus mejillas,
losw ojos de verde mar,
de pan, su tierna boquita
y, al pie de su linda cara,
una graciosa barbilla.
Como fuente celestial,
sobre las aguas tranquilas,
un torso de maravilla,
un cuello de real garza,
hombros de golosina,
delgadas extremidades
y unas turgentes tetitas.
Aquí se detuvo el tiempo,
el marinero suspira,
extasiado mira y llora,
mirando a su sirenita,
olvida anzuelo de plata,
el querer pescar, olvida.
El encanto dura poco,
se rompe con locas prisas,
en un instante fatal,
la sirena se disipa,
como el aliento del mar,
como la niebla marina,
hundiendo al pobre marino
en su eterna pesadilla,
de buscar, ver y encontrar
a su amada sirenita.
Un epílogo bien triste,
este romance escondía:
El pobre marinerito,
vaga loco por la orilla,
por celos dejó varada
a su querida barquilla,
y sólo piensa en la muerte
como la única salida,
y muy cerca de ella anda,
si no ve a su sirenita.
El Viso del Alcor, 18 de Febrero de 2023

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